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Qué hacer cuando encuentres un tesoro

Tesoro nacional con Nicolas Cage (una película de la época en la que Disney se esforzaba un poco por ofrecernos películas emocionantes y no propaganda progre de dos horas) te cuenta la aventura de Benjamin Gates, quien motivado por la antigua historia que le relató su abuelo se dedica a buscar el tesoro más grande de la humanidad, uno que, según se dice, es demasiado para un solo hombre. Sin embargo, en el camino tendrá que descifrar mensajes a la vez que rompe alianzas y huye de buenos y malos, además, prácticamente tendrá que estar dispuesto a tirar su apellido a la basura, porque incluso su padre cree que está loco por buscar algo que en su opinión, es falso.

Hay hombres que se mueven para buscar tesoros, y en la vida espiritual también, solo que es a la inversa, es el hombre tomando decisiones a raíz de haber encontrado ya el tesoro.

Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. (Mt.13:44)

Cambia los valores

A veces yo cambio valores, pero para mal; el café que tomo la mayoría de veces es recién tostado y recién molido. Sé que me voy a avergonzar de haberlo contado, pero, lo que quiero enseñar lo hace un mal necesario. Si notaste, escribí “el café que tomo la mayoría de veces…” porque ¡oh, la necedad humana que humilla y la ignorancia voluntaria e imprudente!, las veces que no pertenecen a la mayoría, han sido lamentos por dejarme convencer (no quiero decir engañar, aunque eso es lo que hay que decir) por empaques lujosos de café molido de supermercado; cuyo precio es cinco veces mayor a lo que me cuesta tostarlo, pero de sabor diez veces inferior al que yo mismo hago.
Y es que lo sé cuando lo estoy comprando, la nariz me lo dice, pero ¿el precio elevado?, debe indicar algo también ¿no?; estando en casa, en mi “Libro de lamentaciones del café” se escribe otro capítulo que describe cómo el precio alto de algo de baja calidad me hizo creer que había dado con un tesoro escondido.
Es lo que sucede con muchos, en la vida espiritual, en el reino de Dios, algunas personas que creen estar viviendo una “vida cristiana” genuina, en realidad le están dando más valor a todo antes que a Cristo, engañados por la apariencia, y eso no es vida cristiana. El hombre que encuentra el tesoro en la parábola de Jesús inmediatamente le asigna mayor importancia, tanta, que su actitud más lógica es pensar en todo lo que tiene y asignarle un valor muy inferior para sacrificarlo.

Renuncia a lo conocido

Unido a lo que acabo de mencionar, este hombre que encuentra semejante valor en ese tesoro, piensa en renunciar a todo lo que tenía; ahora, cuando pensamos en todo lo que tenemos, es inevitable pensar en lo que somos (según nosotros); aquello por lo que hemos luchado y trabajado durante años. Por eso, no estamos para hacer de menos o algo simple esto de “… va y vende todo lo que tiene”, pues la mayoría de personas no lo haría. No hay que ver la frase como una pequeñez, porque el hombre está en ese momento dejando todo lo que ha comprendido como su vida, todo lo que conoce, todo lo que ha logrado.

Decide mudarte

El hombre de esta parábola, y el de la parábola de la perla de gran precio (Mateo 13:45-46), vende todo lo que tiene porque entiende y está seguro que lo que encontró no solo tiene más valor, sino que le asegura una nueva vida, por algo es que no tiene problema con deshacerse de lo demás y no pensar más en donde vivía. Pero debemos notar de paso que es el tesoro el que lo hace tomar dichas decisiones, sin él ninguna podría haberse tomado. El hombre no dijo: “voy a vender todo lo que tengo porque tal vez algún día encuentre un tesoro” sino que fue el tesoro que produjo el querer como el hacer en el hombre (Fil.2:13), no fue la decisión la que hizo aparecer el tesoro, sino que el tesoro hizo aparecer la decisión.

y hazlo con gozo

Puede haber dolor en algunas circunstancias cuando venimos a Cristo para seguirlo, pero el gozo del tesoro nos impulsará a ir detrás de él, es obvio, él es el tesoro. Theodore Cuyler dijo: “Cada paso hacia Cristo, mata una duda, cada pensamiento, palabra y obra para él te aleja del desánimo…”, por eso el hombre va gozoso a vender todo lo que tiene porque el valor de lo que encontró es innegable e incomparable.

Si pensamos en el joven rico que le pregunta a Cristo cómo heredar la vida eterna (Mateo 19:16-22), recordaremos que se va triste, porque el Señor le dice que venda todo lo que tiene para seguirlo, pero él no puede hacerlo porque en su mente lo “mucho” que tiene es más valioso que seguirlo; no puede hacer el cambio de valor con gozo porque, en pocas palabras: Cristo no vale tanto. No está dispuesto a vender gozoso todo lo que tiene porque no lo ve como a un tesoro que puede superar su vida misma, asegurar el futuro y la eternidad.

El hombre de la parábola nos demuestra con sus actos lo que el mismo Cristo dice: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (Mateo 6:21), él quiere ir al campo donde encontró el tesoro, al lugar donde está la perla de gran precio, los demás campos y las demás perlas ya no importan. Si renunciar a algo terrenal que aparenta ser “valioso” te da tristeza, será mejor que vuelvas al campo a ver el tesoro, mira el valor que tiene Cristo y pon en orden los precios.

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¿Cuánto vale Cristo? descúbrelo con estas 4 preguntas

…hasta el Señor tiene que cambiar su mensaje porque esas vidas se consideran lo suficientemente valiosas como para obedecerlo…

¿Cuánto vale Cristo? es una pregunta que puede sonar tonta dependiendo del sentido en el que la hagas, ningún de nosotros se atrevería a dar un precio aunque elevásemos los billones de billones a la potencia más alta. Es claro que la palabra “incalculable” es todavía un poquito menos que nada para respondernos.

Sin embargo, aunque no podamos calcular una cantidad nuestras acciones con respecto a él indican el valor que le hemos asignado y aunque las personas no se atreven a susurrar una suma, lo cierto es que los actos pecaminosos que cometen gritan con prepotencia el precio que han estampado sobre Jesús.

Mateo 26:14-16, es uno de los pasajes distintivos que dan fama a Judas, uno de los doce, quien cuando es presentado por el escritor de este evangelio lo presenta como traidor desde el principio (Mateo 10:4), adelantándonos desde su primera mención lo que era por dentro y que no íbamos a encontrar nada bueno en dicho personaje. Pero estos tres versículos en el capítulo 26 no solo resaltan por ser él uno de los doce traicionando al líder, sino que creo que los evangelistas colocaron este suceso justo después de la escena en la que la mujer derrama un perfume costoso sobre Jesús (como acto de devoción) para dejarnos así 2 clases de corazones que pueden compararse, ayudándonos a sacar las conclusiones del valor que nosotros mismos le estamos dando al Señor, aquí hay algunas preguntas que nos ayudarán a descubrirlo:

1. ¿Dónde está mi atención?

La mujer había entendido las palabras de Jesús a los discípulos acerca de que era necesario que muriera en Jerusalén, lo sabemos porque es el Señor mismo el que indica que ella derramó el perfume sobre él a fin de prepararlo para su sepultura, sin pasar por alto que en más de una ocasión Él había hablado de su muerte según nos relata Mateo (ver 16:21), la motivación para el acto de adoración de la mujer fueron las mismas palabras enseñadas por Cristo porque voluntariamente se dispuso a tener un oído atento a ellas.

Por otro lado Judas parece haber estado más atento, de alguna manera (la cuál es solo una suposición, pero fundamentada creo yo) a la reunión que tuvieron los principales sacerdotes, escribas y los ancianos del pueblo en la casa de Caifás, cuyo propósito fue planear el arresto y muerte del Señor.

“Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle.” (Mateo 26:3-4)

Digo que es fundamentada porque vemos a quién acude para negociar: “Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes.” (v.14) obviamente los mismos que habían estado en la reunión del complot. No me preguntes cómo, pero él sabía que ellos lo querían. Podemos decir que Judas durante el ministerio de Cristo estuvo más pendiente de lo que las voces contrarias, las enemigas, tenían para decir que todos los sermones que Cristo dio en su presencia. Aunque sabemos que estaba predestinado por ser el “hijo de perdición” (Juan 17:12), estas voces llenaron su alma para llevarlo a hacer lo que estaba predestinado a hacer.

Un oído que no escucha las palabras de Cristo pero si las voces que son contrarias a él y que actúa conforme a los deseos de estas no puede decir para nada que lo ama, que le está dando el valor que merece. Al final las voces en las que me enfoco diariamente son las mismas que me hacen actuar, son las que me harán ofrecerle devoción a Jesús o las que me harán restarselo. Las voces existen e influyen; hace poco escuché a un famoso cantante “cristiano” (cuyo ego lo ha llevado a auto proclamarse pastor) decir que había estado leyendo a tal o cual persona y esto lo había llevado a la conclusión de que su perro podía ser Cristo para él (el amor de Cristo se ve reflejado en la bendición de poder tener un cachorro pero no puedo decir que el cachorro en ese momento es Cristo); esta clase de conclusiones no provienen de una correcta interpretación de la palabra de Dios y no puedo evitar preguntarme qué clase de acciones producen en el cantante esta manera de pensar. Nuestra manera de actuar depende de las palabras a las que les ponemos atención, y no estoy hablando de solo escuchar cosas positivas sino de la lealtad a Cristo que tengan las palabras en las que nos enfocamos cada día: leales a Cristo o a sus contrarios.

2. ¿Qué me controla?

“¿Qué me queréis dar? y yo os lo entragaré” (v.15) esta es una declaración de que Judas estaba rendido a voluntad y placer de los que querían matar a Jesús, siempre he creído que es una imagen donde se puede ver lo miserable que alguien puede llegar a ser cuando quien controla no es el Espíritu de Dios, podemos leer la frase y decir: ¿en serio, Judas?, porque no llega con un precio establecido sino que casi podríamos decir que suena como mendigo: “lo que sea su voluntad yo lo voy a recibir, ustedes son los que mandan”.

Esto se vuelve más grave cuando piensas en que la mujer no necesitó la opinión de nadie para decidir cuánto entregar y derramar a Jesús, y creo que no es necesario aclarar que no estamos diciendo que Cristo solo valía un perfume, sino que esta mujer controlada por las mismas profecías acerca de la pronta muerte de su Señor no mendigó opiniones para sus actos, sabía que él lo valía todo y ella estaba dispuesta a dar lo más valioso que tenía.

No hay duda que la motivación que controlaba a Judas era obtener dinero, un buen negocio, no sabía qué le darían pero sin duda sería de más valor que el Mesías. Algunos cristianos también, aunque no son hijos de perdición, se paran como mendigos en el mercado ofreciendo sus creencias como productos baratos, no saben lo que el mundo quiera ofrecer por ellas o que se llevarán a casa al final del día, pero de una cosa si están seguros, cualquier cosa valdrá más la pena que Jesús mismo; esto nos lleva a la siguiente pregunta:

3. ¿Quién establece el precio?

Veamos de nuevo a la mujer: “vino a él…con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa” (Mt.26:7), por lo que dice Juan capítulo 12, sabemos que este perfume era de nardo puro y también por las palabras de Judas registradas por ese evangelio sabemos que el precio era al menos trescientos denarios (Juan 12:5 dice: “Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios…”), si consideramos que la paga de un día para el trabajador común era un denario, el valor de aquel perfume era de trescientos días de trabajo, ¡casi un año de esfuerzo! y Jesús valía más que eso, pero podemos entender simbólicamente lo que María estaba diciendo con ese gesto.

Lo interesante es que podemos ver que Judas podría haber sabido de perfumes costosos pero no de cosas espirituales (porque han de discernirse espiritualmente), sabía cuánto valía lo que se estaba desperdiciando sobre la cabeza del Mesías y en su corazón costaba más de lo que él merecía; cuando no sabemos cuánto vale lo que tenemos le otorgamos un valor que solo satisfaga nuestros propios deseos y este está muy por debajo de lo que realmente vale Jesús: “Y ellos le asignaron treinta piezas de plata.” (v.15), en la profecía de Zacarías acerca de este momento vemos que al hablar del precio que le asignaron al Mesías, el Señor expresa con sarcasmo: “¡hermoso precio con que me han apreciado!” (mira Zacarías 11:12-13) porque, como ya te habrá contado tu pastor, 30 piezas de plata era el pago que se tenía que dar si uno de tus bueyes matase a un esclavo (Ex.21:32) el precio para compensar una muerte accidental, me pregunto si Judas habrá intentando calmar su consciencia temporalmente pensando en todo esto como un accidente, no le serviría de mucho, pero estas son conjeturas mías y no las tomes como escritas en piedra porque solo estoy pensando en voz alta y además es solo una pregunta.

Lo que si es claro es que Judas dejó que otros le pusieran el precio al que había tomado como maestro por algunos años; según personas más estudiadas, estas treinta piezas de plata eran equivalentes a ciento veinte denarios, ciento veinte días de trabajo, el salario de cuatro meses si usamos nuestro calendario. No era mucho dinero pero al menos alcanzaba para comprar un pedazo de tierra (ver Mateo 27:3-10) pero infinitamente inferior al valor que le dio el corazón de María.

No es de fiar una persona que no quiere creer en Cristo pero que aún así habla de él, porque con motivos y razones diferentes Jesús siempre vale algo, aunque sea para los deseos más egoístas del no creyente. Un problema todavía más grande es cuando los cristianos dejamos que las personas no regeneradas, sin Espíritu Santo, establezcan el valor que todos deberíamos tener sobre el Señor. Por eso el día de hoy Cristo “vale” lo necesario para aceptar a todos tal cual son pero no lo suficiente para que les demande un vida obediente; en la mente de estas personas no son ellos los que deberían querer un cambio de vida, sino más bien los cristianos que deberían cambiar sus convicciones y palabras para dejarlos ser como quieren seguir siendo; es más, hasta el Señor tiene que cambiar su mensaje porque esas vidas se consideran lo suficientemente valiosas como para obedecerlo; y como dije antes, lo peor de todo es que allá van los cristianos con toda la disposición de defenderlos porque ese es el precio que los de afuera le han dado Cristo, y además: “¿quiénes somos para juzgar?”

4. ¿Qué oportunidades buscas?

Permitanme volver a traer el recuerdo de la mujer del alabastro y decir llanamente que ella buscó la oportunidad para mostrar su devoción al Señor, no así Judas, quien “…desde entonces buscaba oportunidad para entregarle” (v.16). La mujer encontró una buena oportunidad para hacer una buena obra para él (10-12) y Judas, el valuador de perfumes, permaneció al acecho para encontrar un momento para hacer una mala obra con él y la peor de todas. La mujer motivada por hacer la voluntad divina, él con toda la voluntad diabólica.

Aunque los cristianos no somos hijos de perdición como nuestro infame personaje, nunca está de más estar alerta contra cualquier deseo de pecar por “insignificante” que sea; es decir, cualquier intención de caer ante la más “inofensiva” tentación que nos muestre la carne en el asador; cualquier invitación a traicionar a nuestro Jesús y lo que él representa en nuestras vidas, porque no creo que esté diciendo un sin sentido si afirmo que cada tentación, prueba y decisión en la vida debe ser vista como una oportunidad de adorarlo; esa sí es una convicción cristiana. Sin embargo lo que debemos decir es que conforme pasa el tiempo pareciese que cada día se derraman menos perfumes y se reciben más monedas de plata.

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Sabiendo lo necesario para pecar

Cuando era niño sabía que era malo robar y que era bueno ofrendar, entonces me pregunté algunas veces si se podía dar ofrenda de dinero robado. A pesar de que la mayor parte de mi ser me decía a todas luces cuál era la respuesta correcta, de cuando en cuando desaparecían monedas y billetes de la cartera de mamá, y no, nunca di ofrenda de eso… porque no era correcto.

Constantemente creemos que saber lo que dice la biblia es la garantía suficiente para estar bien con el Señor, aunque no practiquemos nada de lo que sabemos, creemos que ya estamos “solucionados” porque estamos enterados de lo que está escrito. Pero en realidad eso no es más que mera información guardada (no atesorada) en la mente sin capacidad de producir algo y esto solo indica que la falla viene de otra dirección.

Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.

Mateo 2:16

Si lo analizas con cuidado, Herodes fue un hombre “privilegiado” con información acerca del recién nacido rey de los judíos, en pocas palabras, supo todo cuanto pudo saber acerca de Jesús; veamoslo de forma breve:

Primero: recibió la información de su nacimiento, de la profecía cumplida, por la noticia de los magos: “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle” (Mt.2:1-2). Podríamos decir que tuvo información “astronómica”, de ciencia, en cuanto a que el rey había nacido.

Segundo: tuvo la información teológica pertinente y exacta en cuanto al asunto: “Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.  Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta…” (2:4). Preguntó a los que tenían esa información, a los expertos que estaban en contacto continuo con lo que decía la profecía.

Tercero: porque podía, se permitió el lujo de tener una reunión privada con el propósito de conocer con más detalle la noticia: “Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella…” (2:7)

Cuarto: “y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.” (2:8). Porque también podía (aunque sabemos que el versículo 8 es el anuncio de su corazón torcido con intenciones malsanas) encargó nueva y más detallada información acerca de Jesús; para el ojo no entrenado, este hombre pareciera alguien que en verdad tiene interés por el nuevo rey. Pero tu ya conoces la verdad (ver el versículo 13 por si no recuerdas).

El problema no fue de mala información sino de mal corazón, tuvo información de Jesús de primera mano, la de los magos, la de los principales sacerdotes y escribas, pero sus intenciones no eran “adorar” como falsamente había declarado.

Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.

2:16

Bastó no recibir lo que quería para tomar todos esos datos científicos y teológicos de boca de “expertos” para descubrir con acciones su corazón real; mandando a matar a todos los niños menores de dos años acorde “al tiempo que había inquirido de los magos”.

Aquella fue su “gran aplicación”; supo que había nacido el rey de los judíos sin renunciar por dentro al pensamiento de que él era el único rey y que toda amenaza de otro con “el mismo título” debía ser asesinado. La información del lugar del nacimiento no le sirvió para ir a adorar a un niño, sino para mandar a matar a todos allá y sus alrededores, porque cualquier amenaza de revolución en su contra debía acabarse antes de que siquiera empezara.

Todo el tiempo estoy viendo “nuevos estudios”, “nuevas verdades” o “nuevos descubrimientos teológicos” con estudiantes de seminarios o con influencers en redes y largos videos de youtube; la mitad de todo lo anterior con el mero propósito de ganar visitas y exaltar al rey que está sentado frente al feed de instagram o la camara de tik tok, y casi todo el contenido y “nueva revelación” con errores doctrinales enfermizos o con errores de interpretación. Pero, no importa porque es “lo nuevo que hay que saber”.

Y aunque se pueda encontrar contenido bueno y bíblico, el peligro en verdad está en el que recibe al otro lado, porque si tu corazón no está controlado por el Espíritu Santo: información privilegiada a raudales, enseñanzas “sublimes” por montones, datos exactos de boca de expertos y eruditos no cambiarán el corazón, ni te garantizan buenas acciones; no prometen adoración genuina a Cristo; todo eso se convierte nada más en una “biblioteca” que, aunque parezca contradictorio, ignorarás para pecar con mayor conocimiento.

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Incapaces

Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin”

Salmo 119:33

Solo el que ha visto a un niño de dos años o menos intentando comer, conoce la frustración que les da el no poder agarrar la comida con el tenedor; cuántas veces he visto a mi hijo de dos años lanzarlo “al infinito” porque no puede poner bocado en el. Cuántas veces he tenido que tomar su brazo y guiar el tenedor primero al plato y después de la misma manera llevar el bocado hasta su boca; entonces después que ha probado el alimento se siente satisfecho y me pide que lo vuelva a ayudar; con gusto lo haré hasta que crezca.

Por falta de práctica, de conocimiento y de experiencia (o cualquier razón), el incapaz siempre necesitará la ayuda del que es capaz. De manera imperfecta quizá, lo que te conté de mi hijo ilustra lo que pasa si dependemos de nosotros mismos para aplicar lo que la palabra de Dios dice; porque he aquí una verdad dolorosa: la biblia no fue escrita confiando en la capacidad del hombre para aplicarla, al menos no sin la ayuda necesaria. Verás; al ser la palabra perfecta y santa de un Dios perfecto y santo no puedes pretender que un humano imperfecto y pecador como tú o como yo pueda obedecerla con mera “habilidad”. Necesitamos del Dios que la escribió para que nos tome y nos ayude a recorrerla y solo así, tomados por él, podremos obedecerla.

Esto lo sabía muy bien el salmista, mira cuántas palabras de dependencia dice tan solo en los versículos 33-40 del salmo 119:

  1. Enseñame, oh Jehová” (v.33).
  2. Dame entendimiento” (v.34).
  3. Guíame por la senda de tus mandamientos” (v.35).
  4. Inclina mi corazón a tus testimonios” (v.36).
  5. Aparta mis ojos, que no vean vanidad” (v.37).
  6. Avívame en tu camino” (v.37).
  7. Confirma tu palabra a tu siervo” (v.38).
  8. Quita de mi el oprobio” (v.39).
  9. Vivifícame” (v.40).

¿Ves? con cada una de estos enunciados vemos que él está pidiendo ayuda para hacer lo que la palabra dice, porque no lo puede hacer él solo. Ahora, no se pide ayuda para hacer esto si no se tiene el deseo de obedecer; en el pasaje de hoy (y en todo el salmo 119) se puede ver ese deseo del escritor, te menciono algunas de esas frases también:

“lo guardaré hasta el fin” (v.33), “guardaré tu ley, y la cumpliré de todo corazón” (v.34), “en ella tengo mi voluntad” (v.35), “he anhelado tus mandamientos” (v.40)

Mi versículo favorito es Filipenses 2:13 “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” y entre las cosas que he aprendido sobre esto es que: Dios nos pide obedecer su palabra, Dios nos da el deseo de obedecer su palabra y Dios nos ayuda a obedecer su palabra. El versículo no es mi favorito por ser corto sino porque a un humano pecador e imperfecto como yo, le da esperanza para practicar lo que dice la biblia; también porque tener el deseo por obedecerlo es una evidencia de salvación pues la mente no regenerada no tiene esa intención.

Al principio dije que ayudaría a mi hijo hasta que creciera y pueda comer solo, y es en esto donde mi ilustración se vuelve más defectuosa, porque el cristiano por más que crezca nunca debería pensar que ya no necesita la ayuda y guía del Padre; cuando se trata de entender y practicar la biblia nunca seremos lo suficiente capaces e independientes para poder “lograrlo” solos.

¿Hay algo que todavía te es difícil aplicar de la biblia?, entonces estás en la posición exacta para comenzar a depender de Dios.

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Son solo “detallitos”

He aquí un pasaje no apto para la generación cristiana de cristal, para esta época en la que lo único que se puede hablar es “lo bueno del prójimo” y aceptar los pecados, perdón, las equivocaciones, perdón… la “libertad” que cada cristiano ha escogido lejos de Cristo. Tal vez después de que descubran este pasaje terminarán por eliminarlo en ediciones posteriores y “cristalinas” de la biblia, porque ¿cómo puede ser posible que esta vez la comparación entre dos personas la haga Jesús y de manera tan directa?, él es quien marca las diferencias entre ambas (lee Lucas 7:36-50).

“Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.“

(Lc.7:36)

El fariseo quizá (y nótese que lo digo con duda) había empezado bien al rogarle que comiera con él, Jesús aceptó la invitación, así que el hombre tenía una gran oportunidad de aprovecharlo para crecimiento de su vida espiritual; en un momento observarás como desperdició esa comida con el Señor. Por el momento veamos a la mujer,

“Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.”

(37-38)


No había sido invitada pero cuando se enteró que Jesús estaba en casa del fariseo llegó para adorarlo: se humilló, lloró y besó sus pies, luego los secó con su cabello (no la confundas con María, quien hizo algo parecido, esta es otra mujer). Pero cuando el fariseo miró lo que la mujer estaba haciendo, dijo: “Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora” (v.39).

“Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.”

(44-46)

En lugar de aprovechar la presencia de Jesús en su casa, como lo hizo la pecadora, fue un incrédulo, con una mente llena de prejuicios e incluso despectiva hacía el Señor; quizá había considerado la posibilidad de que era profeta, pero con algo tan simple decidió que no lo era, Jesús no satisfizo sus expectativas. 

Por su orgullo no se acordó de darle agua a Jesús para lavarse los pies y mucho menos una toalla, lo cual era un gesto de buen recibimiento, la mujer los lavó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos.

No le dio un beso como señal de amistad y bienvenida, ella no había dejado de hacerlo.

Tampoco le puso un poquito de aceite perfumado antes de la comida como se acostumbraba, en cambio la mujer había traído a sus pies un perfume costoso.  Es claro que el fariseo lo había invitado a comer, sin embargo en su corazón no era bienvenido.

Los “detallitos” (y entiéndase que uso la palabra con sarcasmo) que “olvidamos” son las señas más delatoras de nuestra actitud hacía el Señor; muestran la importancia que él tiene en nuestra vida. No es solo “hoy no leí la biblia” sino “había cosas más importantes que escucharlo”, tampoco es solo un “hoy no oré” sino “hoy no quise hablar con él o depender de él”, ni es solo un “hoy no lo alabé y adoré” es “había algo más prioritario que agradecerle por quién es y por lo que ha hecho”, mucho menos es “fue un pecado pequeño” sino “es un hábito pecaminoso que quiero seguir haciendo a pesar de que vaya en contra de la santidad de Dios” y no es solo “hoy no confesé mis pecados” sino “no tengo nada que arreglar con él” y la lista la podemos estirar cuanto queramos, pero creo que el punto ya está claro.

¿Que “detallitos” estás “olvidando” delante del Señor?

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Oportunidad no aprovechada

Si vas a copiar algo de alguien hoy, que no sea a Adán tratando de escapar de la culpa; diciendo “la mujer que me diste…” (Gen.3:12) cuándo Dios le preguntó “¿dónde estás tú?” o a Eva culpando a la serpiente (3:13) cuando Dios se acerca para encarar los hechos pecaminosos.

Que no sea lo grosero, irreverente, testarudo y rebelde de Caín al contestar “acaso soy yo el guardián de mi hermano” (Gen.4:8 BLP) cuando Dios le preguntó dónde estaba su hermano asesinado.

Que no sea la reacción de victimizarte por las circunstancias y la influencia del derredor, diciendo como Aarón: “tu conoces al pueblo, que es propenso al mal” (Ex.3:22) cuando le exigen razón de su pecado, que solo aumenta su culpa al crear una coartada que ni él mismo puede creer “Porque me dijeron: «Haznos un dios que vaya delante de nosotros… Y yo les dije: «El que tenga oro, que se lo quite». Y me lo dieron, y lo eché al fuego y salió este becerro” (3:23,24 LBLA).

Que no sea la decisión de concordar en un secreto pecaminoso, como Ananias y Safira, queriendo verse generosos ante la iglesia pero muriendo uno a uno por querer mantener una mentira delante del Señor (Hechos 5:1-11) y terminar siendo una lección y advertencia para el resto de creyentes.

Que no sea olvidar que las preguntas que hace Dios: “¿dónde estás tú?” (Gen.3:9), “¿Dónde está Abel tu hermano?” (4:9), “¿Qué has hecho?” (4:10) o “¿vendisteis en tanto la heredad?” (Hch.5:8) no son porque no sepa nuestros pecados sino por darnos oportunidad de confesión y estar a cuentas con él.

Concluyendo, que cuando el Señor encare nuestro pecado, que no sea, como estos y otros personajes, el desperdiciar la oportunidad de confesar, apartarnos y alcanzar misericordia, solo por seguir ocultando, inutilmente, nuestro pecado (Prov.28:13).

Que sí sea que al darnos cuenta de la inmensidad de nuestra suciedad y que estamos en la presencia y vista del Señor, tengamos la reacción del imperfecto Pedro diciendo “soy hombre pecador” (Lc.5:8), dispuestos a obedecer lo que sigue después de la confesión de nuestro pecado: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” (Jn.8:11) o “Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor.” (Jn.5:14), porque cualquiera de las dos es gracia.

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La peste que te delata

Una cruel mañana de invierno en Argentina; el sector trasero de la clase de un instituto bíblico olía a estiércol y desagüe. Había comenzado a sentir la peste durante el primer periodo de clases pero traté de ignorarlo sin buscarle explicación; llegado el primer descanso uno de mis amigos confirmó con un olfateo exagerado que evidentemente, nuestro sector olía muy mal. Buscamos razones y su procedencia exacta por unos segundos, hasta que mi amigo se acercó a mi brazo olfateando y dijo: “¡Eres tú!”, halando con sus dedos cual pinzas el abrigo que estaba estrenando esa mañana. Me ofendí y lo negué al instante, pero tras respirar profundo con el abrigo pegado a mi nariz lo comprobé: yo portaba la peste. Salí de la clase de inmediato y corrí a mi dormitorio a deshacerme de esa ropa y darme un baño.

Es que las cosas suceden así, todos somos buenos para notar la peste y hablar de ella, pero cuando se descubre que eres tú quien la trae impregnada te ofendes y lo niegas rotundamente. Todos hablamos siempre del olor a falsedad que muchos cristianos despiden pero puede ser que no reparemos en que nosotros también portamos la peste, la hediondez a hipocresía; y la hipocresía para el cristiano es simular olor agradable al Señor con un interior podrido, fingir vida ante los demás mientras escondo la muerte que me ha dominado, esconder las cosas que huelen mal; pero el olor siempre termina emanando. Las siguientes son características de una vida cristiana que apesta a falsedad, fíjate bien, no vayas a ser tú:

Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios.

Marcos 10:17-18

Lenguaje espiritual

¿Conoces al joven rico de la historia, no?, termina triste porque no quiere deshacerse de sus cosas para seguir a Jesús. Marcos nos muestra el corazón del muchacho en pocos versículos (17-22) y sabemos que su interés por las cosas de Dios no es genuino, la conversación con el Señor y su actitud final lo evidencian.

Sin embargo, a pesar de tener esa clase de corazón (del que hablo más abajo), una cosa no le faltaba: lenguaje espiritual. Le dice Maestro Bueno a Jesús y su inquietud es en cuanto a la vida eterna. Sabemos que la pregunta del Señor saca a luz que el lenguaje no lo había engañado. Este joven expresaba palabras que lo harían espiritual al público pero mentiroso ante Dios.

Las palabras bíblicas, espirituales o teológicas salen con mal aliento cuando vienen de un corazón que no agrada a Dios. Puedes hablar los términos correctos, usar las oraciones indicadas y mostrar el mejor interés espiritual frente a las personas; pero si no tiene raíz en una comunión auténtica con el Señor no sirve de nada.

Buscas “revelaciones fantásticas”

Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. Él entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.

19-20

¿Notas la desilusión del muchacho?, Jesús le ha respondido la pregunta, le da la información que quería saber; pero no es lo que él quería escuchar, la respuesta no es suficiente, tampoco motivo de felicidad, él quería algo fantástico, no los simples mandamientos ordinarios que ya conocía desde pequeño.

El deseo de recibir revelaciones fantásticas para crecer espiritualmente y solo entonces sentirte más cerca de Dios, hace que tu vida cristiana apeste. No te interesan las monotonas y rutinarias prácticas que su palabra te manda cuando lees la biblia (y por eso ya no la abres), prefieres lo magnifico, lo grandioso que nunca sucederá; quieres crecer espiritualmente esperando que Dios se manifieste con revelaciones que estén al nivel de las que le fueron mostradas a Pablo, pero que no te mencionen versículos de santidad, servicio y renuncia porque te espantas y ofendes. Esto es más de lo mismo un exterior que evidencia lo que hay por dentro. Y ya que no existen las revelaciones fuera de la biblia entonces tampoco tal vida cristiana.

Presumes tus “obras bíblicas”

“todo esto lo he guardado desde mi juventud”, es tan simple que ya es rutina, ya sabes las órdenes de Dios al derecho y al revés, por eso la desilusión; ya las has hecho (en tu opinión) y necesitas algo innovador, casi como diciendo: “Señor, ¿no tienes algo más?, resulta que todo eso ya lo he hecho y ya no es para mi rango, ya no necesito escucharlo, ya lo sé”.

Prefieres las posesiones y las posiciones:

“Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. “

21-22

El joven de la historia era rico y además un principal (ver Lucas 18:18), tener tal posición a tan corta edad era digno de admiración, por eso renunciar a la reputación y a lo que había conseguido (tangible e intangible) era tan duro, un precio muy alto que pagar para tomar la cruz y seguir a Cristo.

No quieres dejar de ver lo terrenal para ver lo celestial porque te da tristeza; porque vives en una época en donde el celular más reciente y más caro te da status, te has esforzado por conseguir esas cosas y promueves tu posición en todas partes: estados de whatsapp, instagram, facebook y uno que otro “pensamiento profundo” en Twitter, todos los perfiles públicos llenos de logros para que los demás se enteren, gritas al mundo lo que tienes y has alcanzado; esto demuestra en realidad que lo que te da significado no es Jesús sino las posiciones y posesiones. Te expones como vivo para el mundo, pero estás muerto para Dios. Pero por si las dudas, pones un poco de esfuerzo para que no se te deje de identificar como seguidor de Jesús, sin tomar en cuenta que no puedes tomar tu cruz sin deshacerte de lo que te aleja de ella.

Hace unas semanas coloqué veneno para rata debajo de los muebles de mi casa, hace unos días un olor a descompuesto se acercaba a mi nariz por momentos; moví todos los muebles pero no encontré nada. Pasaron unos días y el olor aparecía y se iba; hace unas horas mi esposa sintió lo descompuesto con más intensidad en la sala, le di vuelta a un sofá y descubrí un agujero, lo hice más grande y descubrí a la rata muerta. Se había escondido en uno de mis sofás para morir, pero la peste la delató… mi punto es: la propia peste a pudrición interna termina delatando donde te has escondido para morir (y no te estoy diciendo rata), así que está de más que te ocultes detrás de palabras espirituales, la espera de revelaciones fantásticas, buenas obras, posiciones y posiciones. Tarde y temprano, la peste la traes hasta que tu la expones o te descubren.

(Por cierto con respecto a mi anécdota del principio, para los curiosos: mi abrigo apestaba así porque la tarde anterior, sin que yo lo supiera, mi compañero de cuarto tuvo la torpe gentileza de tomar prestado mi abrigo para cubrirse del frío mientras se metía a arreglar una fosa séptica en su área de trabajo, ¡me contaminó con su imprudencia!; eso da para otro tema, pero quizá en otra ocasión.)

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El escurridizo y complicado tema de la paz

La paz es ese santo grial del cuál existen miles e inexactos libros en las secciones de auto ayuda de las bibliotecas de todo el mundo; junto a otras miles de paginas en la sección de “meditación trascendental” igual de presuntuosos pero exactamente igual de ineficaces, sin embargo tan populares para los buscadores, y debo decir: cristianos entre ellos.

Todo el mundo busca la paz porque todo el mundo tiene problemas y preocupaciones, el fenómeno es tan simple (en resumen) como eso. Sin embargo la paz, a menudo tan aparentemente esquiva para todos, siempre estuvo ahí, tan a la vista de todos y tan ignorada para la mayoría, y debo decir aquí también: cristianos entre ellos.

La primera dificultad en esta búsqueda consiste en un error de enfoque:

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Fil.4:6

Los problemas siempre están con nosotros porque nosotros no hemos estado con Dios en oración; mantener el enfoque en el problema solo hará que este nos agobie y atormente. El problema debería ser un instrumento para desviar nuestro lente hacía arriba en oración.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

4:7

El producto de cambiar el enfoque (del problema hacía Dios) orando es inevitable: paz, simple y llano. Según la biblia esta paz sobrepasa todo entendimiento; supera cualquier clase de pensamiento; ¿qué pensamiento puede vencer la paz de saber que el problema ya está en manos del Señor?

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

4:8

Nos resta entonces, después de haber conseguido tal paz, hacer que perdure en nuestras mentes, pensando en todo lo que dice Filipenses 4:8, pero no debe confundirse solo con tener el falso poder del “pensamiento positivo” que ha invadido y devastado a muchos creyentes, no podemos simplificar el versículo de una forma tan ingenua. Sépase bien que aquello por lo que el apóstol termina diciendo “en esto pensad” es la misma palabra de Dios: el ánimo que recibimos de ella, el alentador pensamiento correcto que debemos estar listos a meditar en pruebas y tentaciones; si la paz viene de Dios los pensamientos para seguir en ella también deben ser los de él, no los propios.

Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

4:9

Vivir la vida cristiana con excelencia no queda fuera en el asunto de la paz, porque ¿qué paz podría tener alguien que no sigue los mandamientos del Señor? ninguna ¿no es así?; la obediencia a su palabra nos libra de persecuciones mentales, nos hace estar confiados en que no hemos hecho nada para estropear las cosas; podemos estar tranquilos de que el Dios de paz estará con nosotros.

Más que buscar la paz interior debemos buscar la paz superior, no podemos producir paz de nosotros mismos (probablemente por eso nos metimos en problemas) pero sí podemos implorar la que viene de lo alto, la que solo puede dar el Dios que la posee. Es de él y él está dispuesto a darla, si tan solo buscamos en él; el único lugar correcto para encontrarla.

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Piedras que hablan

Son tan simples, insignificantes, de hecho la palabra “ordinarias” todavía resulta muy sofisticada para referirse a ellas. Diminutas, medianas, grandes y aunque algunas hay inmensas, no dejan de ser lo que son: solo piedras. Pero debo confesar que ya no puedo ver una piedra de la misma manera que antes; no puedo sencillamente ignorarlas; me hablan, algunas me gritan, pero todas me recuerdan alguna cosa:

Una piedra me recuerda que Satanás puede utilizar cualquier cosa para tentarme y que ningún objeto es lo suficiente ridículo en su mente para intentar hacerme caer.

Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

Mt.3:4

Una piedra me recuerda que una vez caído en la tentación y haya consumado el crimen espiritual; mi pecado siempre tendrá consecuencias

Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho.

Josué 7:20

Y que la consecuencia del pecado siempre involucrará a otros, a los más cercanos, por hacerlos caer conmigo o por infringirles dolor.

“Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor. Y le dijo Josué: ¿Por qué nos has turbado? Túrbete Jehová en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos.Y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy. Y Jehová se volvió del ardor de su ira. “

7:24-26

Una piedra me recuerda que antes de ver el pecado de los hombres de afuera y exigir el juicio de Dios sobre ellos…

“Le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?”

Juan 8:4-5

…debo ver el pecado del viejo hombre que está dentro de mí; que la consciencia no me permitirá nunca arrojar la primera piedra porque hay Uno que también conoce lo que está adentro de mí.

“Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.”

Juan 8:7-9

Una piedra me recuerda que el juez justo, perfecto y sin pecado, el único con derecho de tirar la primera piedra, decidió perdonarme en lugar de condenarme porque el juicio de Dios cayó sobre él:

“Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”

8:10-11

y el que el camino después del perdón divino es en santidad para no volver a vivir en el pecado perdonado.

“Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”

11

Una piedra me recuerda lo que Dios en su gracia y misericordia a hecho conmigo; perdones, favores y victorias; y que exige que lo mantengamos en mente para conmemorarlo con los que nos acompañan y los que vienen detrás:

“Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, para que esto sea señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana, diciendo: ¿Qué significan estas piedras? les responderéis: Que las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre.”

Josué 4:5-7

Pero una piedra también me recuerda la advertencia de que la opulencia exterior no siempre significa buen corazón interior que alaba a Dios y por eso, tal grandeza está destinada a la destrucción.

“Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida.”

Lucas 21:5-6

Es que las piedras son tan comunes, las encuentro en todos lados; incrustadas en la calle o en las paredes, pero ya no las puedo ver igual; pensándolo bien, me conviene verlas por todas partes, así tendré una razón para meditar en Dios y su palabra en cada momento y en cualquier lugar.

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La máquina del mal

Leyendo la biblia nos enteramos que en realidad existe una batalla lidiándose todos los días entre Satanás y nosotros, la razón por la que perdemos es que no nos dimos por enterados de ella.  Y no nos dimos cuenta que hubo una batalla porque es un enemigo astuto que se vale de estrategias para ocultar el ataque a nuestro territorio.

Hay pasajes en la biblia donde literalmente se habla de esta batalla (como ejemplo: Efesios 6:12) pero me gusta 2 Corintios 2:11 donde este “juego” de territorios es implícitamente revelado; Pablo viene hablando de un hermano que pecó aún antes de que escribiera la primera carta a los Corintios y ahora, este pecador arrepentido necesita que los mismos hermanos lo reciban con amor de nuevo, Pablo les aconseja la manera de hacerlo y al final dice:

“Para que Satanás no gane ventaja sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” 

Tratemos de “disipar la niebla” en el pasaje para ver como este “juego de territorios” se está desenvolviendo.

Satanás: es la primera pista de todo esto, Pablo utiliza este nombre para el príncipe de los demonios, en lugar de Serpiente o Diablo, y lo utiliza porque su significado es “Adversario” y “Enemigo”. Si hay un enemigo, debe haber un contrincante y así sencillamente podemos distinguir rasgos de una batalla asomándose en el versículo. Y por lo que leo en 1 Pedro 5:8 dice “vuestro adversario el diablo” queda claro que el contrincante somos nosotros, todos los que somos hijos de Dios.

“no gane ventaja”: no es ciencia saber que el que sale victorioso en una batalla es aquel que dominó el territorio del contrincante, el que tuvo más ventaja sobre el otro. Entonces está claro que lo que Pablo aconsejaba en cuanto a este hermano es con el propósito de no darle a Satanás la ventaja que deseaba. Aunque el contexto de este versículo es de la comunión con un ex-pecador, todavía se puede sacar un principio para nuestra vida cristiana, este es “No dar ventaja” o como el mismo Pablo lo dijo en otra carta “ni deis lugar al diablo” (Ef.4:27) o “no reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal” (Rom.6:12), este último da la idea de “que no gane terreno”. Comprender la teoría es un tanto sencillo, pero es en el campo de lo práctico cuando nuestro adversario saca su ventaja. Como es de esperarse en una batalla, nuestro contrincante no nos va a revelar su plan de pelea, eso sería ridículo de su parte. Por eso recurre a estrategias.

Ventaja sobre nosotros: en el pasaje, esta palabra lleva consigo la idea de “engañar” y “aprovecharse” o “engaño por gran ingenuidad”, ¡él toma nuestra ingenuidad y la juega a su favor!… y si es un engaño, quiere decir que cualquier cosa puede ser una bomba sorpresiva que ataque nuestra vida cristiana, pensémoslo, no hay mejor ataque que este, uno que no parezca tal. Por ejemplo:

  • Sabemos que la pornografía es pecado ante la santidad de Dios, ningún cristiano cuerdo accede fácilmente a material pornográfico (¿verdad?), pornografía es todo tipo de material que “presenta contenidos sexuales explícitos y que, debido a sus características, no son aptos para los menores de edad. (Roberto Villalobos Viato: Invasión Triple X. Revista D, pag.12 de Prensa Libre, 10 de enero, 2016)…”  pero tenemos que cambiarle algo a esta definición y decir “no es apta para nadie” y además agregar también la definición bíblica en cuanto a “porneia” de donde viene la palabra en español “pornografía” y que la biblia identifica como fornicación,  se refiere a “cualquier tipo de comportamiento sexual anormal” tenemos suficiente entendimiento para comprender las definiciones y no caer en este pecado

¿Pero qué tal algo que no parece pornografía pero que en realidad lo es?

Si hemos escuchado alguna canción “romántica” con insinuaciones más que claras debemos saber que hemos introducido pornografía por los oídos y la hemos visto con la mente, la mayoría de veces, sin percatarnos.

La novela “Flores en el Ático” y su saga (V.C. Andrews), llevadas a la pantalla grande hace poco, son un claro ejemplo de porneia: una madre lucha para que su padre la perdone por “enamorarse” de un medio tio y mientras esto sucede su hijo e hija empiezan a “enamorarse” también. ¿Suena fuerte? incesto declarado… pero la película no está categorizada como “XXX” sino apenas “TV-14”, la película, según la guía para padres de la página IMDB no tiene escenas sexuales explícitas, pero la “trama romántica” encaja en porneia perfectamente, ojalá ningún cristiano se sienta cómodo con esta clase de historias, pues sin percatarse Satanás ya habrá ganado ventaja sobre él, ya habrá sido engañado por su gran ingenuidad, (pornografía es solo un ejemplo de tantos otros pecados en los sectores de la vida cristiana).

Maquinaciones: toda estrategia requiere un buen pensador, un estratega. Es interesante que Pablo dice “maquinaciones” que recuerda a “maquinas” (permítanme el atrevimiento de pensar así, pero tiene un objetivo para el presente escrito, lo prometo) y las máquinas requieren un diseñador para que funcionen correctamente, como es natural pensar. Una maquina no funciona si su sistema interior no es instalado minuciosamente; cada cosa en su lugar, es un dispositivo, entonces: ¿porqué Satanás gana ventaja sobre nosotros? por los dispositivos, las maquinas del mal que diseña detalladamente, las que por ingenuidad desconocemos en funcionamiento.

Como un niño de kinder en el asiento de un universitario es todo cristiano que ignora cómo funcionan los dispositivos de su adversario el diablo. El enemigo ya está en el campo de batalla con sus maquinas y puede que ya esté ganando ventaja, la misión del cristiano que decida defender su territorio es conocer cómo funcionan y así poder desmantelarlas.

Los planos de sus dispositivos están detallados en la Palabra de Dios.

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