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Qué hacer cuando encuentres un tesoro

Tesoro nacional con Nicolas Cage (una película de la época en la que Disney se esforzaba un poco por ofrecernos películas emocionantes y no propaganda progre de dos horas) te cuenta la aventura de Benjamin Gates, quien motivado por la antigua historia que le relató su abuelo se dedica a buscar el tesoro más grande de la humanidad, uno que, según se dice, es demasiado para un solo hombre. Sin embargo, en el camino tendrá que descifrar mensajes a la vez que rompe alianzas y huye de buenos y malos, además, prácticamente tendrá que estar dispuesto a tirar su apellido a la basura, porque incluso su padre cree que está loco por buscar algo que en su opinión, es falso.

Hay hombres que se mueven para buscar tesoros, y en la vida espiritual también, solo que es a la inversa, es el hombre tomando decisiones a raíz de haber encontrado ya el tesoro.

Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. (Mt.13:44)

Cambia los valores

A veces yo cambio valores, pero para mal; el café que tomo la mayoría de veces es recién tostado y recién molido. Sé que me voy a avergonzar de haberlo contado, pero, lo que quiero enseñar lo hace un mal necesario. Si notaste, escribí “el café que tomo la mayoría de veces…” porque ¡oh, la necedad humana que humilla y la ignorancia voluntaria e imprudente!, las veces que no pertenecen a la mayoría, han sido lamentos por dejarme convencer (no quiero decir engañar, aunque eso es lo que hay que decir) por empaques lujosos de café molido de supermercado; cuyo precio es cinco veces mayor a lo que me cuesta tostarlo, pero de sabor diez veces inferior al que yo mismo hago.
Y es que lo sé cuando lo estoy comprando, la nariz me lo dice, pero ¿el precio elevado?, debe indicar algo también ¿no?; estando en casa, en mi “Libro de lamentaciones del café” se escribe otro capítulo que describe cómo el precio alto de algo de baja calidad me hizo creer que había dado con un tesoro escondido.
Es lo que sucede con muchos, en la vida espiritual, en el reino de Dios, algunas personas que creen estar viviendo una “vida cristiana” genuina, en realidad le están dando más valor a todo antes que a Cristo, engañados por la apariencia, y eso no es vida cristiana. El hombre que encuentra el tesoro en la parábola de Jesús inmediatamente le asigna mayor importancia, tanta, que su actitud más lógica es pensar en todo lo que tiene y asignarle un valor muy inferior para sacrificarlo.

Renuncia a lo conocido

Unido a lo que acabo de mencionar, este hombre que encuentra semejante valor en ese tesoro, piensa en renunciar a todo lo que tenía; ahora, cuando pensamos en todo lo que tenemos, es inevitable pensar en lo que somos (según nosotros); aquello por lo que hemos luchado y trabajado durante años. Por eso, no estamos para hacer de menos o algo simple esto de “… va y vende todo lo que tiene”, pues la mayoría de personas no lo haría. No hay que ver la frase como una pequeñez, porque el hombre está en ese momento dejando todo lo que ha comprendido como su vida, todo lo que conoce, todo lo que ha logrado.

Decide mudarte

El hombre de esta parábola, y el de la parábola de la perla de gran precio (Mateo 13:45-46), vende todo lo que tiene porque entiende y está seguro que lo que encontró no solo tiene más valor, sino que le asegura una nueva vida, por algo es que no tiene problema con deshacerse de lo demás y no pensar más en donde vivía. Pero debemos notar de paso que es el tesoro el que lo hace tomar dichas decisiones, sin él ninguna podría haberse tomado. El hombre no dijo: “voy a vender todo lo que tengo porque tal vez algún día encuentre un tesoro” sino que fue el tesoro que produjo el querer como el hacer en el hombre (Fil.2:13), no fue la decisión la que hizo aparecer el tesoro, sino que el tesoro hizo aparecer la decisión.

y hazlo con gozo

Puede haber dolor en algunas circunstancias cuando venimos a Cristo para seguirlo, pero el gozo del tesoro nos impulsará a ir detrás de él, es obvio, él es el tesoro. Theodore Cuyler dijo: “Cada paso hacia Cristo, mata una duda, cada pensamiento, palabra y obra para él te aleja del desánimo…”, por eso el hombre va gozoso a vender todo lo que tiene porque el valor de lo que encontró es innegable e incomparable.

Si pensamos en el joven rico que le pregunta a Cristo cómo heredar la vida eterna (Mateo 19:16-22), recordaremos que se va triste, porque el Señor le dice que venda todo lo que tiene para seguirlo, pero él no puede hacerlo porque en su mente lo “mucho” que tiene es más valioso que seguirlo; no puede hacer el cambio de valor con gozo porque, en pocas palabras: Cristo no vale tanto. No está dispuesto a vender gozoso todo lo que tiene porque no lo ve como a un tesoro que puede superar su vida misma, asegurar el futuro y la eternidad.

El hombre de la parábola nos demuestra con sus actos lo que el mismo Cristo dice: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (Mateo 6:21), él quiere ir al campo donde encontró el tesoro, al lugar donde está la perla de gran precio, los demás campos y las demás perlas ya no importan. Si renunciar a algo terrenal que aparenta ser “valioso” te da tristeza, será mejor que vuelvas al campo a ver el tesoro, mira el valor que tiene Cristo y pon en orden los precios.

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Son solo “detallitos”

He aquí un pasaje no apto para la generación cristiana de cristal, para esta época en la que lo único que se puede hablar es “lo bueno del prójimo” y aceptar los pecados, perdón, las equivocaciones, perdón… la “libertad” que cada cristiano ha escogido lejos de Cristo. Tal vez después de que descubran este pasaje terminarán por eliminarlo en ediciones posteriores y “cristalinas” de la biblia, porque ¿cómo puede ser posible que esta vez la comparación entre dos personas la haga Jesús y de manera tan directa?, él es quien marca las diferencias entre ambas (lee Lucas 7:36-50).

“Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.“

(Lc.7:36)

El fariseo quizá (y nótese que lo digo con duda) había empezado bien al rogarle que comiera con él, Jesús aceptó la invitación, así que el hombre tenía una gran oportunidad de aprovecharlo para crecimiento de su vida espiritual; en un momento observarás como desperdició esa comida con el Señor. Por el momento veamos a la mujer,

“Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.”

(37-38)


No había sido invitada pero cuando se enteró que Jesús estaba en casa del fariseo llegó para adorarlo: se humilló, lloró y besó sus pies, luego los secó con su cabello (no la confundas con María, quien hizo algo parecido, esta es otra mujer). Pero cuando el fariseo miró lo que la mujer estaba haciendo, dijo: “Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora” (v.39).

“Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.”

(44-46)

En lugar de aprovechar la presencia de Jesús en su casa, como lo hizo la pecadora, fue un incrédulo, con una mente llena de prejuicios e incluso despectiva hacía el Señor; quizá había considerado la posibilidad de que era profeta, pero con algo tan simple decidió que no lo era, Jesús no satisfizo sus expectativas. 

Por su orgullo no se acordó de darle agua a Jesús para lavarse los pies y mucho menos una toalla, lo cual era un gesto de buen recibimiento, la mujer los lavó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos.

No le dio un beso como señal de amistad y bienvenida, ella no había dejado de hacerlo.

Tampoco le puso un poquito de aceite perfumado antes de la comida como se acostumbraba, en cambio la mujer había traído a sus pies un perfume costoso.  Es claro que el fariseo lo había invitado a comer, sin embargo en su corazón no era bienvenido.

Los “detallitos” (y entiéndase que uso la palabra con sarcasmo) que “olvidamos” son las señas más delatoras de nuestra actitud hacía el Señor; muestran la importancia que él tiene en nuestra vida. No es solo “hoy no leí la biblia” sino “había cosas más importantes que escucharlo”, tampoco es solo un “hoy no oré” sino “hoy no quise hablar con él o depender de él”, ni es solo un “hoy no lo alabé y adoré” es “había algo más prioritario que agradecerle por quién es y por lo que ha hecho”, mucho menos es “fue un pecado pequeño” sino “es un hábito pecaminoso que quiero seguir haciendo a pesar de que vaya en contra de la santidad de Dios” y no es solo “hoy no confesé mis pecados” sino “no tengo nada que arreglar con él” y la lista la podemos estirar cuanto queramos, pero creo que el punto ya está claro.

¿Que “detallitos” estás “olvidando” delante del Señor?

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Piedras que hablan

Son tan simples, insignificantes, de hecho la palabra “ordinarias” todavía resulta muy sofisticada para referirse a ellas. Diminutas, medianas, grandes y aunque algunas hay inmensas, no dejan de ser lo que son: solo piedras. Pero debo confesar que ya no puedo ver una piedra de la misma manera que antes; no puedo sencillamente ignorarlas; me hablan, algunas me gritan, pero todas me recuerdan alguna cosa:

Una piedra me recuerda que Satanás puede utilizar cualquier cosa para tentarme y que ningún objeto es lo suficiente ridículo en su mente para intentar hacerme caer.

Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

Mt.3:4

Una piedra me recuerda que una vez caído en la tentación y haya consumado el crimen espiritual; mi pecado siempre tendrá consecuencias

Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho.

Josué 7:20

Y que la consecuencia del pecado siempre involucrará a otros, a los más cercanos, por hacerlos caer conmigo o por infringirles dolor.

“Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor. Y le dijo Josué: ¿Por qué nos has turbado? Túrbete Jehová en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos.Y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy. Y Jehová se volvió del ardor de su ira. “

7:24-26

Una piedra me recuerda que antes de ver el pecado de los hombres de afuera y exigir el juicio de Dios sobre ellos…

“Le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?”

Juan 8:4-5

…debo ver el pecado del viejo hombre que está dentro de mí; que la consciencia no me permitirá nunca arrojar la primera piedra porque hay Uno que también conoce lo que está adentro de mí.

“Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.”

Juan 8:7-9

Una piedra me recuerda que el juez justo, perfecto y sin pecado, el único con derecho de tirar la primera piedra, decidió perdonarme en lugar de condenarme porque el juicio de Dios cayó sobre él:

“Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”

8:10-11

y el que el camino después del perdón divino es en santidad para no volver a vivir en el pecado perdonado.

“Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”

11

Una piedra me recuerda lo que Dios en su gracia y misericordia a hecho conmigo; perdones, favores y victorias; y que exige que lo mantengamos en mente para conmemorarlo con los que nos acompañan y los que vienen detrás:

“Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, para que esto sea señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana, diciendo: ¿Qué significan estas piedras? les responderéis: Que las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre.”

Josué 4:5-7

Pero una piedra también me recuerda la advertencia de que la opulencia exterior no siempre significa buen corazón interior que alaba a Dios y por eso, tal grandeza está destinada a la destrucción.

“Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida.”

Lucas 21:5-6

Es que las piedras son tan comunes, las encuentro en todos lados; incrustadas en la calle o en las paredes, pero ya no las puedo ver igual; pensándolo bien, me conviene verlas por todas partes, así tendré una razón para meditar en Dios y su palabra en cada momento y en cualquier lugar.

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Café espiritual y sin azúcar, por favor.

No soy experto en café pero mi lengua ya es exigente para tomarlo; por eso cada vez que alguien llega a mi casa trato de darle la mejor taza que pueda probar durante el día: muelo la cantidad de granos que necesito justo en el instante para que el sabor sea especial, regulo la temperatura del agua, espero el tiempo necesario para servirlo y entonces entrego lo que a mi parecer es una taza con excelencia, como a mi me gusta. Sin embargo todo ese encanto se termina cuando cual terrorista el invitado vierte dos o tres cucharaditas de azúcar en ese brebaje que, hasta unos segundos antes, era perfecto.  No solo dañó mi meticuloso tiempo de preparación sino que arruinó también por lo menos un año de proceso del grano: cosecha y tostado. El sabor auténtico se pierde; sus diferentes matices se largan para no volver a disfrutarlos, y lo que es peor: se convierte en una taza ordinaria.

Pensando en esto no tardé en hacer una comparación con mi vida espiritual: ¿Que detallado proceso eché a perder con mi último pecado? ¿que matices de su sabor se esfumaron cuando decidí ponerle esa azúcar tan pecaminosa? Para responder a estas preguntas usaré la triste pero célebre historia de Acán en Josué 7; tal vez después de darnos cuenta de los estragos que causamos al pecar dejemos de hacerlo.

(Si no conoces la historia conviene que leas el capítulo entero antes de leer esto, porque tomaré un versículo de por aquí y de por allá)

Pierdo la fe:

“Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos” (7:21)

¡Acán, por favor! ¿me estás diciendo que justo antes de entrar a la tierra prometida, de la cual el Señor dijo que fluye leche y miel, estás tomando plata, oro y un manto? ¿es por si las dudas? ¿Dije Acán? más bien mi nombre, porque aunque el Señor haya prometido provisión (en cualquier área de la vida) siempre termino pecando por las dudas.  Pongámoslo de esta manera: cada vez que pecamos estamos decidiendo dejar a un lado la confianza en el Señor para dedicarnos a obtener tal o cual necesidad por nuestros propios medios. ¡Que importa si fluye leche y miel,  no me puedo fiar de eso, necesito más! por eso me llevo un manto, doscientos siclos de plata y un lingote de oro.

Pierdo el temor a Dios:

“Israel ha pecado, y aún han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres” (v.11)

No hay forma de pecar sin romper un mandato del Señor, todavía no se ha inventado una forma de hacerlo; cada vez que lo hago estoy quebrantando una ley divina con la que ya me había comprometido cuando vine a Cristo.  Generalmente me doy cuenta cuando estoy pecando, lo que no me doy cuenta, o ignoro a voluntad, es que le estoy dando otra fachada a la falta de respeto que estoy cometiendo contra la santidad de Dios.

Pierdo la fuerza y comunión:

“Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros” (v.12)

Recuerdo aquellos enemigos de mi vida espiritual con los que lucho, esos que me han hecho doblar las rodillas día y noche para implorar la fuerza del Señor, bueno, después de pecar tendré que esperar sentado, la ayuda no llegará.  A menos que decida destruir el obstáculo en el terreno de la confesión de pecados (1. Jn 1:9)

Oculto la realidad

“y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello.” (v.21)

Atesoro lo que hice pero lo mantengo escondido.  Me vuelvo un guerrero que finge estar con la causa, soy un hipócrita ante los demás esperando que se obtenga la victoria sin que se llegue a saber lo que hice, suplicando a una especie de “Dios” distorsionado que ignore mi desobediencia y que no haga pagar a los demás por mi rebeldía a su mandato. Pero la verdad siempre sale a la luz, aunque sea tarde.

Daño al pueblo:

“Y los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres… y los derrotaron en la bajada; por lo cual el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua.” (v.5)

“¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del jordán!” (v.7)

Un manto babilónico, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta ciclos a cambio de treinta y seis de mis compañeros muertos ¿lo vale? Satisfacción personal y egoísta a costas de destruir la confianza en Dios y la moral de mi pueblo que espera con ansias entrar a la tierra donde fluye leche y miel ¿es un precio que estoy dispuesto a pagar?

¿Cuantos caen conmigo (espiritual o moralmente) cuando yo decido caer? ¿la fe de cuantos destruyo?

Daño a los míos

“Y el que fuere sorprendido en el anatema, será quemado, él y todo lo que tiene, por cuanto ha quebrantado el pacto de Jehová, y ha cometido maldad en Israel.” (15)

“Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas… y los quemaron después de apedrearlos” (24, 25)

De cualquier forma daño a mi familia y mas cercanos, pueden ignorarlo pero aún así salir heridos al enterarse de mis actos, o en un cuadro mas grave: traerlos conscientemente a pecar conmigo; es lo que creo que pasó con los hijos e hijas de Acán, ellos sabían y aceptaron el secreto, de otra manera no tendrían que haberlos matado a ellos también porque “Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado” (Dt. 24:16)  ¿Acán, cuales fueron tus palabras para convencerlos?

¿En que grado de enfermedad mental y espiritual tengo que estar para traer a mis mas cercanos a pecar conmigo? ¿que tan desalmado soy para que ellos sufran el castigo divino que solo me tendría que corresponder a mí? Ningún pecado es lo suficiente valioso para pervertir la salud espiritual de nadie.

Este es el testimonio de un hombre que, por tan poca cosa, echó a perder un proceso con su pueblo. Una familia que no saboreó los matices de la victoria por querer mejorar un poco el sabor de las cosas que ya estaban bien servidas por el Señor. Hay que admitirlo: la manía de ponerle azúcar pecaminosa a lo que Dios ya sirvió perfectamente se nos tiene que quitar, porque el divino sabor se estropea siempre que lo hacemos.

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¡Racista!

El mundo latino ha puesto el grito en el cielo en los últimos meses. ¿la razón? la elección del líder de una de las naciones mas influyentes de la tierra. ¿la principal acusación a este hombre?… Racismo. Gritan con gargantas rasgadas que el nuevo presidente de Estados Unidos es un racista.

¿Que tal el siguiente caso? la autoridad parece dar mucha importancia a los de su propia raza y poca a los que no son de la misma. Los que han sido desatendidos han venido a protestar en busca de igualdad, porque demandan los derechos que tienen. No, no estoy hablando de Estados Unidos, sucedió en Jerusalén hace siglos. En la iglesia primitiva ya habían problemas entre razas. Resumido: Judíos y Gentiles. (Lea Hechos 6:1)

Poco tengo que hablar de los presidentes de otros países, pero si tengo algo que decir en cuanto al cristiano y el racismo, (que en este momento estoy dudando que sea necesario, porque no debería existir semejante cosa dentro de nosotros), el cristiano debería contemplar este conflicto desde afuera y guiar por el buen camino, pero… ¡cómo nos gusta estar metidos con el lodo hasta el cuello!

¿Porqué ningún cristiano (ni cualquier otro hombre) debe ser racista?

1.Porque es Bueno no Serlo
Lo sé, no me juzgue por una razón tan simplona, pero es así.

Recuerdo la historia del Buen Samaritano (Lucas 10:25-37) cuando aquel judío fue asaltado y dejado medio muerto en el camino y dos de su misma raza (y encima religiosos) lo dejaron de lado y pasaron de largo. La historia es conocida, sabemos quién es el héroe, El Samaritano (v.33).
Pero no perdamos los detalles por estar apresurados; ¿no era esta la perfecta oportunidad del Samaritano para vengarse de todos esos años de ser tratados por los judíos como “la desgracia”, la “raza mezclada” e “inferiores a perros”?, porque la biblia misma habla de esta enemistad racial: Juan 4:9, 8:48.
Digamos que tendría el derecho de ser racista si hubiese querido, pero agradezcamos el ejemplo que deja al encargarse de este judío que ahora estaba en necesidad, al final de la historia, Jesús deja claro que “el prójimo” no está solo en nuestra familia, o si lo prefiere: “Etnia” sino es todo ser humano, de cualquier raza. (36-37) ¿que tan bueno es no ser un racista? lo suficiente como para que Jesús diga: “Ve, y haz tu lo mismo”

 

2.Porque ninguno tuvo el poder de elegir la raza a la que pertenece:

Aunque existiera una raza perfecta y superior, los que pertenecieran no podrían jactarse de haber tenido la habilidad de crearse en ella. Todo lo que somos y tenemos viene de Dios y no de nuestra capacidad, ya Jesús también ha dicho que no podemos añadir un codo a nuestra estatura y si seguimos por ahí es más que obvio que no podríamos decidir tener el color de piel, los rasgos y características de una “raza mas pura” por mas que quisiéramos.
Si hay alguno que lee esto y aún mantiene micras de racismo en su corazón y mente, aquí hay algunas preguntas que espero que sepa contestar: ¿Estuvo usted sugiriéndole los detalles a Dios cuando Él lo creo?, ¿le reveló Él la categoría de cada región y raza en el mundo? o ¿su raza es tan pura que no permite mezclarse ni siquiera con el pecado?
Su color de piel, su color de ojos, su apariencia y demás no fueron resultado de sus esfuerzos sino de alguien mas grande que usted.

“Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” 1. Corintios 4:7

 

3.Porque los Cristianos somos de “Otra Cultura”
Recuerdo que fui al Instituto Bíblico con seis personas de mi país, al principio no había fuerza humana que nos separara, entre muchas razones, éramos siete personas temerosas de entrar a una cultura totalmente distinta, teníamos muchas cosas en común y no queríamos perderlas, éramos de diferentes regiones pero al ser expuestos a otro país cualquier diferencia en rasgos y colores era lo que menos importaba. Una pelea era impensable, queríamos estar unidos.

¿No debería ser lo mismo entre los hermanos en Cristo de todo el mundo? la biblia dice que “nuestra ciudadanía está en los cielos” (Filipenses 3:20) y la misma sangre corre por nuestras “venas espirituales” y nos une en la perfecta cultura enseñada por Cristo. Una pelea por diferencias de colores, rasgos, formas y países es impensable y ridícula. No existe mas grande tontería que dividir con nuestro orgullo lo que está definitivamente unido por la humildad de la Sangre de Cristo.

“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” Gálatas 3:28

“Donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.” Colosenses 3:11

 

4.Porque No es El Mensaje del Evangelio.
Hagamos memoria de cuando Pablo confrontó a Pedro por hacer distinción entre razas (Gal.2:11-18), vivía como gentil pero cuando llegaron los judíos decidió hacerlos de menos. Pablo trata este comportamiento como pecado y no solo por cuestión de razas, sino porque no era el comportamiento de una persona que ha decidido ser seguidor de Cristo, el versículo 14 dice que “no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio”; este asunto de dividirnos y tratarnos con menos o mas privilegios por nuestras diferencias raciales nunca fue el mensaje de Cristo, de hecho su mensaje es para personas de toda clase, color y forma: “Y verá toda carne la salvación de Dios” (Lucas 3:6)

Entonces tenemos dos opciones, mantener en nuestro corazón la diferencia de razas o el mensaje del evangelio y nuestra cultura celestial. ¿Que decide?

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Abandono

Hace poco leí un artículo en internet que decía que Noruega ha pasado a ser el primer país en apagar de manera permanente la frecuencia “FM”, el título del artículo de bbc empezaba con “El fin de una era”, en resumen, en esta era, cualquier aparato de radio irá quedando en el abandono y todas las personas se volcarán a las radios en internet, esto, según dicen, le permitirá al país ahorrar millones. Es un beneficio. Así son los tiempos, cambian y las cosas con ellos. Casi para cada forma de hacer las cosas hay tecnología terminada o en proceso para que sea más fácil; me gustan los libros y siempre llevo uno conmigo, pero no puedo mentir diciendo que no me gusta cargar decenas de libros en mi Kindle. ¡Me fascina!  Sin embargo, siendo franco, no creo que sea loable que el ser humano se olvide y cambie el libro de papel.

Otra cosa que no es necesario cambiar y que está cambiando con demasiada rapidez y además sin ningún beneficio: la vida cristiana con prácticas bíblicas, estamos abandonando lo importante. Y voy a dedicar un tiempo a ello en este y posteriores escritos.

Hay muchísimos versículos en la Biblia sobre santidad, pero este pasaje es muy gráfico: ¿recuerdas a Israel en una época después de la reconstrucción del templo?  Dios les había dicho que no se mezclaran con los demás pueblos, no necesito recordarte que de todos modos se mezclaron. También debes recordar al líder espiritual de la época, Esdras, quien recibe la mala noticia:

“Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras… y hacen conforme a sus abominaciones. Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado.” 

Esdras 9:1-2

¿Cómo reaccionaría un intolerante y anti-progreso?

“Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo. Y se me juntaron todos los que temían las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde. Y a la hora del sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios”

3-5

El pecado de Israel no era un “simple desliz espiritual que le puede pasar a cualquiera” sino razón suficiente para ponerse de luto y lamentarse por el estado del pueblo. He aquí la reacción de un hombre de Dios que se humilla y confiesa el pecado (mira el resto del capítulo y el siguiente). Estamos lejos de reaccionar como Esdras, al contrario, los cristianos de hoy nos hemos mezclado y hacemos tal como “las abominaciones” de los demás pueblos:

Confundimos “mostrar el amor de Cristo” a los gays con “Apoyar la lucha de los derechos homosexuales” y el que se rasgue las vestiduras al escuchar que un país aprobó el matrimonio entre ellos es un anticuado anti progreso, y cuidado con tachar el movimiento como pecaminoso porque seremos etiquetados como “intolerantes” y puestos en la lista de aquellos que tienen discursos de odio por los mismos sectores cristianos. La biblia no les ofrece derechos a los homosexuales, no los tienen, ofrece salvación a quienes se arrepientan de este pecado. Pero los cristianos que no les gusta la espiritualidad vintage decidieron dejar intactas sus vestiduras, poniendo la banderita de colores en sus fotos de perfil hace un tiempo. ¿Acaso abandonaron los pasajes que dicen que el comportamiento de ellos es abominación a Dios?

El cristiano abandonó su compromiso con la santidad cuando no puso filtros para el contenido de las películas que ve en el cine o en casa. Si tiene un desnudo dice “solo fueron unos segundos” y si tiene un desnudo largo dice “A mi no me afecta, soy fuerte”, pero es más culpable el que sabiendo la clasificación y contenido se propone verla porque es la película emblemática del año. De esta manera apaga las alarmas del Espíritu Santo cauteriza su consciencia y esas escenas se convierten en el pan diario.

Claro, el cine es mas escandaloso, por eso cada vez son menos los cristianos que aplican todos los filtros a los libros, las novelas y relatos literarios; nada más porque es un autor comercial del momento o la eminencia en tal o cual género. Aunque sé que el cristiano debe estar informado con los temas de actualidad la mayoría no lee por esa razón sino por placer personal.

Puedo decir lo mismo de la música, no ponemos barreras al escuchar pornografía en las canciones modernas y viejas, independientemente del ritmo. Ahora resulta que es obligatorio que en todas nuestras colecciones esté el apartado de música secular porque no podemos darnos el  lujo de no tener la banda que el mundo entero tiene en este momento en un pedestal, pero el alto contenido sexual que las letras venden con el nombre de amor no parece importarnos. Tampoco te engañes diciendo que eres de mente abierta porque eso solamente es un disfraz barato para una cabeza vaga sin convicciones bíblicas sobre la santidad. Tenemos que aceptarlo: el cristiano hoy quiere vivir su cristianismo sin las partes difíciles, sin santidad, sin abandonar las cosas pecaminosas que le gustan. Es un cristianismo por moda, de prestigio, de gala; uno que no incomoda porque no incluye todas las palabras Cristo, nada más unas cortadas por aquí y pegadas por allá.

Hemos abandonado tanto el cristianismo que enseña la biblia que ya nos estamos arriesgando a que nuestra señal sea apagada en todos los países del mundo y esto no es un beneficio como lo fue apagar la FM en Noruega, sino un desastre, principalmente para la vida de los creyentes.

¿Hace cuanto no reaccionamos como Esdras ante el pecado?, ¿hace cuanto que no duele?, me permito decir lo mismo que dice el artículo de bbc, llegamos al “final de una era” en la santidad del creyente.

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