Qué hacer cuando encuentres un tesoro

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Tesoro nacional con Nicolas Cage (una película de la época en la que Disney se esforzaba un poco por ofrecernos películas emocionantes y no propaganda progre de dos horas) te cuenta la aventura de Benjamin Gates, quien motivado por la antigua historia que le relató su abuelo se dedica a buscar el tesoro más grande de la humanidad, uno que, según se dice, es demasiado para un solo hombre. Sin embargo, en el camino tendrá que descifrar mensajes a la vez que rompe alianzas y huye de buenos y malos, además, prácticamente tendrá que estar dispuesto a tirar su apellido a la basura, porque incluso su padre cree que está loco por buscar algo que en su opinión, es falso.

Hay hombres que se mueven para buscar tesoros, y en la vida espiritual también, solo que es a la inversa, es el hombre tomando decisiones a raíz de haber encontrado ya el tesoro.

Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. (Mt.13:44)

Cambia los valores

A veces yo cambio valores, pero para mal; el café que tomo la mayoría de veces es recién tostado y recién molido. Sé que me voy a avergonzar de haberlo contado, pero, lo que quiero enseñar lo hace un mal necesario. Si notaste, escribí “el café que tomo la mayoría de veces…” porque ¡oh, la necedad humana que humilla y la ignorancia voluntaria e imprudente!, las veces que no pertenecen a la mayoría, han sido lamentos por dejarme convencer (no quiero decir engañar, aunque eso es lo que hay que decir) por empaques lujosos de café molido de supermercado; cuyo precio es cinco veces mayor a lo que me cuesta tostarlo, pero de sabor diez veces inferior al que yo mismo hago.
Y es que lo sé cuando lo estoy comprando, la nariz me lo dice, pero ¿el precio elevado?, debe indicar algo también ¿no?; estando en casa, en mi “Libro de lamentaciones del café” se escribe otro capítulo que describe cómo el precio alto de algo de baja calidad me hizo creer que había dado con un tesoro escondido.
Es lo que sucede con muchos, en la vida espiritual, en el reino de Dios, algunas personas que creen estar viviendo una “vida cristiana” genuina, en realidad le están dando más valor a todo antes que a Cristo, engañados por la apariencia, y eso no es vida cristiana. El hombre que encuentra el tesoro en la parábola de Jesús inmediatamente le asigna mayor importancia, tanta, que su actitud más lógica es pensar en todo lo que tiene y asignarle un valor muy inferior para sacrificarlo.

Renuncia a lo conocido

Unido a lo que acabo de mencionar, este hombre que encuentra semejante valor en ese tesoro, piensa en renunciar a todo lo que tenía; ahora, cuando pensamos en todo lo que tenemos, es inevitable pensar en lo que somos (según nosotros); aquello por lo que hemos luchado y trabajado durante años. Por eso, no estamos para hacer de menos o algo simple esto de “… va y vende todo lo que tiene”, pues la mayoría de personas no lo haría. No hay que ver la frase como una pequeñez, porque el hombre está en ese momento dejando todo lo que ha comprendido como su vida, todo lo que conoce, todo lo que ha logrado.

Decide mudarte

El hombre de esta parábola, y el de la parábola de la perla de gran precio (Mateo 13:45-46), vende todo lo que tiene porque entiende y está seguro que lo que encontró no solo tiene más valor, sino que le asegura una nueva vida, por algo es que no tiene problema con deshacerse de lo demás y no pensar más en donde vivía. Pero debemos notar de paso que es el tesoro el que lo hace tomar dichas decisiones, sin él ninguna podría haberse tomado. El hombre no dijo: “voy a vender todo lo que tengo porque tal vez algún día encuentre un tesoro” sino que fue el tesoro que produjo el querer como el hacer en el hombre (Fil.2:13), no fue la decisión la que hizo aparecer el tesoro, sino que el tesoro hizo aparecer la decisión.

y hazlo con gozo

Puede haber dolor en algunas circunstancias cuando venimos a Cristo para seguirlo, pero el gozo del tesoro nos impulsará a ir detrás de él, es obvio, él es el tesoro. Theodore Cuyler dijo: “Cada paso hacia Cristo, mata una duda, cada pensamiento, palabra y obra para él te aleja del desánimo…”, por eso el hombre va gozoso a vender todo lo que tiene porque el valor de lo que encontró es innegable e incomparable.

Si pensamos en el joven rico que le pregunta a Cristo cómo heredar la vida eterna (Mateo 19:16-22), recordaremos que se va triste, porque el Señor le dice que venda todo lo que tiene para seguirlo, pero él no puede hacerlo porque en su mente lo “mucho” que tiene es más valioso que seguirlo; no puede hacer el cambio de valor con gozo porque, en pocas palabras: Cristo no vale tanto. No está dispuesto a vender gozoso todo lo que tiene porque no lo ve como a un tesoro que puede superar su vida misma, asegurar el futuro y la eternidad.

El hombre de la parábola nos demuestra con sus actos lo que el mismo Cristo dice: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (Mateo 6:21), él quiere ir al campo donde encontró el tesoro, al lugar donde está la perla de gran precio, los demás campos y las demás perlas ya no importan. Si renunciar a algo terrenal que aparenta ser “valioso” te da tristeza, será mejor que vuelvas al campo a ver el tesoro, mira el valor que tiene Cristo y pon en orden los precios.

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Acerca del autor

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

por Lester H. Delgado

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

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