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El camino menos transitado

No me preocupan los miembros de las sectas o de otras religiones, tampoco me ponen a temblar los ateos y menos los intentos de serlo; lo que más zozobra me da es pararme y abrir la biblia frente a mis iguales, los que también se denominan cristianos y que asisten a la iglesia. Muchas veces no encuentro caras sonrientes o afables, por no decir: sedientas de escuchar lo que la biblia dice; en otras ocasiones la conversación con alguien va bien hasta que se menciona lo que Dios dice al respecto de algo; te lo aseguro, mencionas una cita bíblica y comienzan a mover la mirada y apartar la cara, te vuelves más desagradable que el mal aliento de la mañana.

No es la falta de lectura bíblica, es el odio a la lectura bíblica; ese ejercicio que mencionándolo (y no hablemos de explicarlo como requerimiento) a la mayoría de cristianos convierte a Dios de héroe a villano, de indispensable sabio a innecesario dato pasajero, casi como un insulto al conocimiento.

Dios se convierte en el poder infinito que se puede ignorar con un ícono diminuto con la figura de una camarilla, un pajarito o una pequeña “f” blanca. No hay que desmentir nada; la realidad es que la biblia es un libro pesado; no en gramos o en espacio de almacenamiento interno, sino en el corazón del cristiano.

El camino menos transitado es el bíblico, y se ha dejado de recorrer desde hace siglos:

¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman

Jeremías 6:10 (énfasis agregado)

El cristiano moderno no soporta escuchar la palabra de Dios, se avergüenza de ella y la aborrece. La razón: un corazón duro.

Se que para ellos este escrito se guardará en sacos rotos y se tomará menos en cuenta que lo fake y el spam en internet, pero ¡que rayos!, tengo que intentarlo:

Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma…

6:16

Estos son los pasos para corregir un corazón duro:

PARA

Disposición a detenerte un momento en la forma que estas viviendo para tomar una decisión. (en el contexto, Israel no estaba en el camino correcto). Pararse en el lugar donde hay un cruce de caminos, donde hay que tomar una decisión; parar y pensar no garantiza el éxito porque todavía puedes tomar la decisión equivocada. Por eso lo siguiente que tienes que hacer es:

MIRA

Investigar en que camino estas, ¿porqué estás caminando en ese sendero? ¿que fue lo que te hizo estar donde te encuentras? Esto tiene que hacerse a conciencia, tienes que ser sincero y ver cual es el camino que realmente quieres tomar y preguntarte si es el que tienes que tomar. La verdad es que todos empiezan a ignorar la palabra de Dios cuando comienzan a escuchar el consejo de malos y por ello empiezan a andar en camino de pecadores y se acostumbran tanto a ese camino que terminan sentándose en silla de escarnecedores (Sal.1:1) porque ya están cómodos en ese estilo de vida.

PREGUNTA

“Cuál sea el buen camino”

Para Israel “preguntar por las sendas antiguas” era, volver a hacer las cosas que Dios ordenaba y querer creer en Dios de la manera que lo habían hecho sus padres, Abraham y aquellos a quienes Dios sacó de Egipto con Moises, Josué y otros.

El hecho de “preguntar” indica que estas dispuesto a reconocer que andas extraviado y necesitas dirección, es dejar de ser orgulloso como para pedir consejo espiritual bíblico, es manifestar el deseo de saber qué camino es el de las sendas antiguas, no el de las modernas (porque también hay caminos pseudo cristianos actuales que no convienen). Se trata de regresar a la biblia.

CAMINA

Es obvio, pero ignorado, el camino que Dios quiere que tomes es el de “las sendas antiguas”, después de preguntar por dónde están, el siguiente paso requerido es caminar por ellas, pues ya estarás informado. 

Caminar indica acción, un estilo de vida diferente, un camino de cambios:

  1. Escuchar la palabra de Dios.
  2. Defender la palabra de Dios.
  3. Amar la palabra de Dios.

¿Cómo sabes que decidiste tomar el mal camino?

Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos. Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.

6:16-17
  1. “No andaremos” (v.16): Decides conscientemente ignorar las instrucciones de la palabra de Dios para la vida. Saber cuál es el buen camino y decidir no caminar por él.
  2. “No escucharemos” (v.17): Los atalayas debían tocar la trompeta para avisar de peligros al pueblo. Dios había puesto a  los profetas como vigilantes que tocaban la trompeta para avisar cuando se acercaba el peligro a los alrededores. Estas en un mal camino cuando has escuchado que la palabra de Dios te advierte sobre lo que estás haciendo o lo que no estás haciendo y con todo decides no hacerle caso y tener en poco su informe de peligro.

¿En qué camino estás?

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Lo Que el Cristiano Abandonó (Parte 2)

Si tiene la ropa manchada con sangre, un cuchillo afilado en la mano y un cadáver frente a él, debe tratarse de un asesino. O tal vez es un cocinero y la sangre en su ropa es de una vaca recién muerta frente a él, preparándose para el asador. La gravedad del cuadro es negociable, depende de cómo decida verlo puesto que en la descripción no hay nada definido. Las interpretaciones están abiertas, usted decide quién está detrás del cuchillo.

Es una verdadera pena que no se pueda hacer lo mismo con lo escrito en la biblia. Imagine lo que pudiésemos llegar a hacer sin tantas cosas que obedecer… más bien, vea lo que hemos llegado a hacer al desobedecer las descripciones minuciosas de la Palabra de Dios, porque hemos negociado lo innegociable de la Verdad de Dios y la hemos abandonado. Agarramos lo que nos gusta de ella y lo ponemos en nuestras paredes, pero las partes que denuncian nuestros pecados las atesoramos con el polvo bajo la cama o en el cajón donde guardamos todos esos cachivaches que no vamos a usar.

COMPROMISO CON LA VERDAD DE DIOS

Generalmente Israel siempre nos da malos ejemplos de los cuales aprendemos, pero ojalá pase lo mismo con los buenos ejemplos; ¿Se acuerda de Esdras y el pueblo (en el pasaje que hablamos en la primera parte de estos escritos), sí, se mezclaron. Desobedecieron lo que Dios les había mandado:

“Ahora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros hijos, ni procuraréis jamás su paz ni su prosperidad; para que seáis fuertes y comáis el bien de la tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos para siempre” (Esdras 9:12)

Pero antes de hacer leña del árbol caído y quemarlo en nuestras chimeneas para calentar la fría consciencia que siempre busca quién está peor para sentirse bien, veamos lo que hacen cuando llegan a hablar con Esdras:

“Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra; mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel” (10:2)

¿Se dio cuenta? No están deliberando si es un asesino o un cocinero, saben que es un asesino. Es decir. Saben el pecado que hicieron, y lo saben porque saben cuál es la orden de Dios que desobedecieron, no ponen una excusa por lo hecho y aunque la tuvieran, una valida, el final siempre es el mismo. Pecado. En otras palabras: “Lo que Dios prohibió, eso hicimos, y estuvo mal”.

¡Idéntico al pueblo de Dios en la actualidad! Ya que entendió el sarcasmo, esto es lo que hacemos el día de hoy:

1. Mentimos para no ofender a las personas, pero no cuenta como pecado porque la intención fue cuidar los sentimientos de los demás, no importa que haya un mandamiento que diga que no debemos hacerlo. Una mentira piadosa.

2. Hablamos de las personas con un camuflaje de “Oremos por él” y a continuación damos el “motivo” diciendo “No sabes lo que hizo, te lo voy a contar”. Pero que nadie venga con versículos sobre la murmuración porque no aplica a nuestro caso, solo estábamos informando durante dos horas para orar un minuto.

3. Tomamos de novio o novia a una persona que no conoce a Cristo como salvador, aún cuando sabemos que hay instrucciones específicas para no “mezclarse” con un yugo desigual,

4. En nuestras oraciones pedimos con bastante detalle y a nuestro antojo, pero cuando confesamos nuestro pecado nos limitamos a decir “Perdóname porque he pecado” o “Perdona todos mis pecados” porque nos ahorra el incómodo momento de recapacitar sobre lo que realmente hemos hecho mal, ni siquiera pensamos en el mandamiento que hemos quebrantado.

Decidir ignorar las órdenes de Dios a nuestra conveniencia no les quita la cualidad de “Palabra de Dios”. No puedo quitarle el nombre de “pecado” a mi rebeldía, no le puedo quitar el apellido de “desobediencia” a mis acciones cuando hay un mandamiento infringido.

“Y se levantó el sacerdote Esdras y les dijo: Vosotros habéis pecado, por cuanto tomasteis mujeres extranjeras, añadiendo así sobre el pecado de Israel” (10:10)

No solo hemos abandonado el compromiso con la verdad de Dios al examinar nuestras vidas, sino que lo hemos abandonado también al confrontar con la verdad la vida de las demás personas. Esdras no abandonó el compromiso que tenía con la orden de Dios y llama a las acciones de Israel por su nombre: Pecado. O en otras palabras: “Lo que Dios prohibió, eso hicieron, y estuvo mal”

1. El cristiano hoy evita denunciar el pecado cuando está rodeado de una multitud que tiene opiniones contrarias.

2. Evita confrontar a alguien con su pecado porque hay intereses económicos o riesgos de perder posiciones y ascensos en el trabajo.

3. Evita confrontar a aquellos que sirven a su lado en un ministerio por pena a perder una amistad o por problemas con la misma autoridad ministerial, la pena nunca es una buena excusa porque daña igual o más vidas que una pelea abierta, pues sí, vemos el pecado pero hace que el proceso de destrucción avance arraigándose en cada rincón del alma hasta consumirla toda mientras nos quedamos callados.

4. En la política mucho menos, el que se atreva a decir que se basa en Dios y en sus principios bíblicos se entrega al matadero de las críticas, a las burlas de los autonombrados intelectuales y a la incredulidad infundida por aquellos que solo usaron el nombre de Dios como gancho.

No. Decir la verdad bíblica en una sociedad como la actual no es un buen negocio, pero si produce más ganancias espirituales de lo que el resto de cosas pueden ofrecer.

Por cada pecado del cristiano hay un mandamiento y principio quebrantado, así que decidamos dejar de ver como cocinero al asesino, porque la sangre que lleva en la ropa sabemos muy bien de donde provino.

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