“Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonozor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo.” (Daniel 3:4-6) Y así se empieza...
Contra la estatua
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