Cuanto más lo examino más me doy cuenta del bullying que se le hace al Diablo; los apodos para burlarse de él ya forman un catálogo de lo más variado: “Cornudo”, “Chamuco”, “Cachudo” y manojo de otros que da para toda una noche de risas. Qué más da que algunos todavía intenten relacionarlo con las tinieblas, si la simple mención esa solo acarrea más sorna...
Pobre Diablo
P