El escurridizo y complicado tema de la paz

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La paz es ese santo grial del cuál existen miles e inexactos libros en las secciones de auto ayuda de las bibliotecas de todo el mundo; junto a otras miles de paginas en la sección de “meditación trascendental” igual de presuntuosos pero exactamente igual de ineficaces, sin embargo tan populares para los buscadores, y debo decir: cristianos entre ellos.

Todo el mundo busca la paz porque todo el mundo tiene problemas y preocupaciones, el fenómeno es tan simple (en resumen) como eso. Sin embargo la paz, a menudo tan aparentemente esquiva para todos, siempre estuvo ahí, tan a la vista de todos y tan ignorada para la mayoría, y debo decir aquí también: cristianos entre ellos.

La primera dificultad en esta búsqueda consiste en un error de enfoque:

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Fil.4:6

Los problemas siempre están con nosotros porque nosotros no hemos estado con Dios en oración; mantener el enfoque en el problema solo hará que este nos agobie y atormente. El problema debería ser un instrumento para desviar nuestro lente hacía arriba en oración.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

4:7

El producto de cambiar el enfoque (del problema hacía Dios) orando es inevitable: paz, simple y llano. Según la biblia esta paz sobrepasa todo entendimiento; supera cualquier clase de pensamiento; ¿qué pensamiento puede vencer la paz de saber que el problema ya está en manos del Señor?

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

4:8

Nos resta entonces, después de haber conseguido tal paz, hacer que perdure en nuestras mentes, pensando en todo lo que dice Filipenses 4:8, pero no debe confundirse solo con tener el falso poder del “pensamiento positivo” que ha invadido y devastado a muchos creyentes, no podemos simplificar el versículo de una forma tan ingenua. Sépase bien que aquello por lo que el apóstol termina diciendo “en esto pensad” es la misma palabra de Dios: el ánimo que recibimos de ella, el alentador pensamiento correcto que debemos estar listos a meditar en pruebas y tentaciones; si la paz viene de Dios los pensamientos para seguir en ella también deben ser los de él, no los propios.

Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

4:9

Vivir la vida cristiana con excelencia no queda fuera en el asunto de la paz, porque ¿qué paz podría tener alguien que no sigue los mandamientos del Señor? ninguna ¿no es así?; la obediencia a su palabra nos libra de persecuciones mentales, nos hace estar confiados en que no hemos hecho nada para estropear las cosas; podemos estar tranquilos de que el Dios de paz estará con nosotros.

Más que buscar la paz interior debemos buscar la paz superior, no podemos producir paz de nosotros mismos (probablemente por eso nos metimos en problemas) pero sí podemos implorar la que viene de lo alto, la que solo puede dar el Dios que la posee. Es de él y él está dispuesto a darla, si tan solo buscamos en él; el único lugar correcto para encontrarla.

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Acerca del autor

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

por Lester H. Delgado

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

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