Hay adoradores y también cantantes cristianos

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En mi pueblo y en los aledaños casi cada mes aparece un afiche publicitario de un (totalmente diferente y para nada cliché) nuevo recital cristiano, los nombres son casi gemelos: “Adoración extrema”, “Generación de adoradores” o “Noche de adoración y avivamiento”; en fin… en realidad cualquier nombre es permisible para estos eventos siempre y cuando lleve alguna de esas palabras. Dichas noches de avivamiento consisten en 4 diferentes bandas tocando cada una su propia versión de “Gracia Sublime” o la que esté en tendencia.

Con tanto concierto en el pueblo y sus cercanías; toda la región debería haberse rendido ya al Señor y su poder, pero por razones fácilmente deducibles, ocurre lo contrario; sí hay mucho avivamiento durante esa noche pero un día después para los asistentes y los apáticos del evento todo termina siendo una noche de tremenda bulla que se olvida con el transcurso de las horas.

La alabanza y la adoración que se conoce hoy dista mucho de lo que fue en tiempos bíblicos, y necesito aclarar acá que esté no será un estudio completo de etimologías y otras cosas (pues para eso hay abundante y mejor material que un pequeño ensayo); además, también debo decir que disfruto muchas de las canciones modernas (sin dejar en la lejanía los himnos antiguos), por eso, no quiero hacer pensar que esto es una crítica a la música cristiana (la bíblica) contemporánea. Solamente creo que mucha de la “alabanza” o “adoración” moderna no es eficaz por estas razones:

NO ES SIGNIFICATIVA
Ni para el cantante ni para el espectador; el cantante no está dispuesto a alabar a Dios con sus canciones si el equipo no es de esta o aquella marca y si la guitarra no tiene cuerdas fabricadas con cabello auténtico de alguno de los doce apóstoles o si las luces no son suministradas por el mismo rostro de Moises después de bajar del monte… y no hablemos de remuneraciones porque eso es otro cuento por completo. Todo el escenario tiene que ser óptimo.
Recuerdo a buenos cantantes de la época bíblica, se llamaban Pablo y Silas:

“Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo”

(Hechos 16:23-24)

¡Que manera de llegar al escenario de su concierto!

“Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían”

(v.25)

No eran condiciones óptimas ni las mínimas para cantar, fueron encarcelados por estar predicando el evangelio y liberar a una mujer de un demonio (conviene que leas desde el principio el capitulo 16) y entonces cantan. Solo cuando ves las injusticias que hicieron con ellos y las condiciones en las que alaban al Señor sabes que dicha alabanza y adoración es autentica y significaba algo en verdad para ellos.

A esto agrega que el versículo dice “orando… cantaban himnos a Dios”, por tanto se puede deducir que la vida de adoración y alabanza solo puede venir de la que considera el cantar como una extensión de la oración. En cambio, las canciones ya no significan nada para el cantante moderno si el cable no es el más caro o si el pago no es el correcto. Y a manera de paréntesis, resalto el tipo de público que tenía Pablo y Silas, un puñado de personas que no se hacían llamar “adoradores” sino malhechores, esta mención será importante en un momento.

SI NO ES SIGNIFICATIVA, NO TIENE RESPUESTA:

“Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.”

(v.26)

¡Esos si fueron cantos que hicieron descender el poder de Dios!, no te atrevas a pensar que el terremoto (por cierto, controlado por Dios) no está conectado con los himnos de Pablo y Silas (demasiada coincidencia diría yo); y todavía no me pongas la estampita de “místico” porque es claro que Dios tenía un propósito para ese momento de alabanza y adoración. Y no era únicamente promover el nuevo disco, ni grabar uno nuevo: “En vivo desde la cárcel”.

MUCHOS CONCIERTOS SOLO OFRECEN CANCIONES

“Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.”

(v.27-28)

¿Quieres ver a Dios obrar a través de canciones? este es un buen ejemplo, si no, explica cómo un puñado de presos, cuando se les sueltan las cadenas no escapan para ser libres sino que corren hacía la celda que está más adentro en la cárcel. Aquí es donde se ve el propósito de Dios con las canciones de Pablo y Silas, o estaban locos por cantar en tan malas circunstancias o en verdad notaron algo especial en esa celda. Su momento de adoración y alabanza hizo que ante una situación tan peligrosa y extrema en la que está en riesgo la vida de todos, el único lugar que se mostraba seguro era la celda donde cantaban los dos cristianos.

“Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?”

(v.29-30)

Así que se puede decir que este momento de cantos ofreció: un momento significativo de comunión con el Señor para Pablo y Silas, un lugar de testimonio y de seguridad para los presos que estaban en peligro, porque reconocieron que debía haber algo demasiado grande en esa celda y un lugar de esperanza y salvación para el carcelero y su familia.

Ya es tiempo que los conciertos cristianos dejen de ofrecer falsa espiritualidad, dudosa comunión con Dios, alabanzas viciadas con el comercio para vender imagen de “adorador” y comiencen a ser el resultado de un ministerio motivado por una vida que quiere agradar al Señor, una que, cual sea la circunstancia, se desvive por edificar las almas de los creyentes y por salvar las de aquellos que están en peligro de muerte.

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Acerca del autor

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

por Lester H. Delgado

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

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