Murmuración: Guía del usuario profesional

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“Crítica” en el término refinado; “crítica constructiva” si queremos hacerlo sonar amable; en el bajo mundo “sacar los trapos sucios” o si lo prefieres con un traje de honestidad: “decir las verdades”. Pero si quieres llamarlo por su  nombre bíblico solo di: murmurar.

El nombre que escojas es lo de menos, porque hablar mal de los hermanos en su ausencia se convirtió en más que un accidente… es un arte; todos lo hacen, pero si quieres demostrar profesionalismo, técnica y estilo al practicarlo debes seguir los siguientes pasos:

Primero: Busca una excusa.

Cualquiera, no tiene que ser muy seria, escoge algo trivial sobre el hermano de quien te dispones a hablar mal, esta excusa solo servirá para iniciar conversación y viciar el ambiente con el interlocutor; no será el tema principal pero te dará pie para el tópico más relevante que ya hayas guardado con antelación.  Esto es solamente la entrada del plato fuerte. Toma como modelo a los que ya han demostrado gran técnica en esto:

“María y Aaron hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita” (Números 12:1)

De verdad, cualquier cosa es válida, incluso una cuñada.

Segundo: Llévalo al siguiente nivel.

Cuando ya estés seguro que la conversación haya pasado a tintes maliciosos, introduce el verdadero tema a murmurar ¿cómo sabrás si es el tema correcto?, si sale de lo que abunda en tu corazón siempre será indicado, además, los rasgos de estos temas no te dejarán dudar; si están empapados de pleitos, celos y envidias (entre otros) es un tema correcto. Lo importante es pasar de la trivialidad del paso uno a un ámbito mayor, es preferible trajearlo categóricamente de espiritual.  Nada mejor que poner en duda la vida espiritual del hermano en cuestión.

“Y dijeron: ¿solamente por Moisés ha hablado Jehová?” (12:2)

Tercero: Justifica tu murmuración.

Si en algún caso (por falta de práctica) llegaras a mencionar algún error o pecado propio; minimízalo a la vez que aumentas las falencias del hermano, siempre funciona. Esto es importante, recuerda que el objetivo principal de la murmuración es humillar al hermano a medida que tu te exaltas; piensa en la mala imagen que darás de ti mismo si también hablas de tus errores, el sentido de todo el ejercicio se tiraría a la basura.

“¿No ha hablado también por nosotros?” (12:2)

Cuarto: Ignora

“Y lo oyó Jehová” (12:2)

Es aquí donde se conoce a los profesionales, aunque el hermano de quien se está hablando mal no se encuentre presente, debes tratar de ignorar que Dios sí lo está y escucha la conversación; este es un gaje del oficio que se soluciona temporalmente concentrándose en el tópico principal y acumulando pensamientos en torno al mismo.

Te garantizamos mucha satisfacción personal en tus largos momentos de murmuración. Pero por favor no hagas uso de ella si no has leído las precauciones que presentamos en este mismo instructivo; las siguientes son excepciones que nuestra garantía no se compromete a cubrir:

PRECAUCIONES

1. Dios está presente. (12:2) Probablemente el hermano de quien se murmura nunca llegue a enterarse, pero los que practican este malicioso ejercicio deben saber que la garantía no cubre percances que pueda causar la presencia de Dios.

2. Murmuración y agregados.

“Y aquel varón Moisés era muy manso, mas que todos los hombres que había sobre la tierra” (12:3)

No garantizamos que todo lo que los interlocutores digan sea verdad, puesto que con seguridad el murmurar incurre en “hablar falso testimonio” contra el hermano, como el ejemplo de María y Aarón mencionado al principio. Para mayor información sobre Falso Testimonio consulta Exodo 20:16.

3.Acciones Divinas. Este instructivo no se hace responsable de las acciones que Dios tenga contra los que murmuran, tampoco defenderá el nombre de los interlocutores en caso de que estos tengan que dar cuentas de sus palabras.

“Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos” (12:5)

4. Mala Praxis. Advertimos que es posible no saber con quién se están metiendo los murmuradores; el instructivo tampoco podrá tomar acción alguna en beneficio de los que hayan escogido mal a su víctima; es ineficaz y queda exento de responsabilidades desde el momento que los interlocutores hayan escogido a uno de los elegidos de Dios.

“Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Porqué pues no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?” (12:6-8)

5. Pérdida de Comunión. El Instructivo no ofrece soluciones al desagrado de Dios y la falta de comunión con él por dicha práctica.

“Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue.” (12:9)

6. Impurezas en el Usuario. Este instructivo no contiene directrices de limpieza, por eso, es responsabilidad de los murmuradores en caso de que exista el deseo de purificarse; pues ya es sabido por todos que hablar mal de los hermanos deja suciedad a todo aquel que lo hace.

“Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa” (12:10)

Habiendo visto estas precauciones, el uso de este instructivo para hablar mal de los hermanos queda a responsabilidad espiritual de cada uno que lo lea. Sugerimos que el usuario que se haya hecho con este instructivo y desee mantenerse lejos de la desaprobación de Dios y en plena comunión con él, lo arroje a la basura y llame a la murmuración como Aarón lo hizo un tiempo después: Pecado.

“Y dijo Aarón a Moisés: ¡Ah! señor mío, no pongas ahora sobre nosotros este pecado; porque locamente hemos actuado, y hemos pecado” (12:11)

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Acerca del autor

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

por Lester H. Delgado

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

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