¿Cuánto vale Cristo? descúbrelo con estas 4 preguntas

¿

¿Cuánto vale Cristo? es una pregunta que puede sonar tonta dependiendo del sentido en el que la hagas, ningún de nosotros se atrevería a dar un precio aunque elevásemos los billones de billones a la potencia más alta. Es claro que la palabra “incalculable” es todavía un poquito menos que nada para respondernos.

Sin embargo, aunque no podamos calcular una cantidad nuestras acciones con respecto a él indican el valor que le hemos asignado y aunque las personas no se atreven a susurrar una suma, lo cierto es que los actos pecaminosos que cometen gritan con prepotencia el precio que han estampado sobre Jesús.

Mateo 26:14-16, es uno de los pasajes distintivos que dan fama a Judas, uno de los doce, quien cuando es presentado por el escritor de este evangelio lo presenta como traidor desde el principio (Mateo 10:4), adelantándonos desde su primera mención lo que era por dentro y que no íbamos a encontrar nada bueno en dicho personaje. Pero estos tres versículos en el capítulo 26 no solo resaltan por ser él uno de los doce traicionando al líder, sino que creo que los evangelistas colocaron este suceso justo después de la escena en la que la mujer derrama un perfume costoso sobre Jesús (como acto de devoción) para dejarnos así 2 clases de corazones que pueden compararse, ayudándonos a sacar las conclusiones del valor que nosotros mismos le estamos dando al Señor, aquí hay algunas preguntas que nos ayudarán a descubrirlo:

1. ¿Dónde está mi atención?

La mujer había entendido las palabras de Jesús a los discípulos acerca de que era necesario que muriera en Jerusalén, lo sabemos porque es el Señor mismo el que indica que ella derramó el perfume sobre él a fin de prepararlo para su sepultura, sin pasar por alto que en más de una ocasión Él había hablado de su muerte según nos relata Mateo (ver 16:21), la motivación para el acto de adoración de la mujer fueron las mismas palabras enseñadas por Cristo porque voluntariamente se dispuso a tener un oído atento a ellas.

Por otro lado Judas parece haber estado más atento, de alguna manera (la cuál es solo una suposición, pero fundamentada creo yo) a la reunión que tuvieron los principales sacerdotes, escribas y los ancianos del pueblo en la casa de Caifás, cuyo propósito fue planear el arresto y muerte del Señor.

“Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle.” (Mateo 26:3-4)

Digo que es fundamentada porque vemos a quién acude para negociar: “Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes.” (v.14) obviamente los mismos que habían estado en la reunión del complot. No me preguntes cómo, pero él sabía que ellos lo querían. Podemos decir que Judas durante el ministerio de Cristo estuvo más pendiente de lo que las voces contrarias, las enemigas, tenían para decir que todos los sermones que Cristo dio en su presencia. Aunque sabemos que estaba predestinado por ser el “hijo de perdición” (Juan 17:12), estas voces llenaron su alma para llevarlo a hacer lo que estaba predestinado a hacer.

Un oído que no escucha las palabras de Cristo pero si las voces que son contrarias a él y que actúa conforme a los deseos de estas no puede decir para nada que lo ama, que le está dando el valor que merece. Al final las voces en las que me enfoco diariamente son las mismas que me hacen actuar, son las que me harán ofrecerle devoción a Jesús o las que me harán restarselo. Las voces existen e influyen; hace poco escuché a un famoso cantante “cristiano” (cuyo ego lo ha llevado a auto proclamarse pastor) decir que había estado leyendo a tal o cual persona y esto lo había llevado a la conclusión de que su perro podía ser Cristo para él (el amor de Cristo se ve reflejado en la bendición de poder tener un cachorro pero no puedo decir que el cachorro en ese momento es Cristo); esta clase de conclusiones no provienen de una correcta interpretación de la palabra de Dios y no puedo evitar preguntarme qué clase de acciones producen en el cantante esta manera de pensar. Nuestra manera de actuar depende de las palabras a las que les ponemos atención, y no estoy hablando de solo escuchar cosas positivas sino de la lealtad a Cristo que tengan las palabras en las que nos enfocamos cada día: leales a Cristo o a sus contrarios.

2. ¿Qué me controla?

“¿Qué me queréis dar? y yo os lo entragaré” (v.15) esta es una declaración de que Judas estaba rendido a voluntad y placer de los que querían matar a Jesús, siempre he creído que es una imagen donde se puede ver lo miserable que alguien puede llegar a ser cuando quien controla no es el Espíritu de Dios, podemos leer la frase y decir: ¿en serio, Judas?, porque no llega con un precio establecido sino que casi podríamos decir que suena como mendigo: “lo que sea su voluntad yo lo voy a recibir, ustedes son los que mandan”.

Esto se vuelve más grave cuando piensas en que la mujer no necesitó la opinión de nadie para decidir cuánto entregar y derramar a Jesús, y creo que no es necesario aclarar que no estamos diciendo que Cristo solo valía un perfume, sino que esta mujer controlada por las mismas profecías acerca de la pronta muerte de su Señor no mendigó opiniones para sus actos, sabía que él lo valía todo y ella estaba dispuesta a dar lo más valioso que tenía.

No hay duda que la motivación que controlaba a Judas era obtener dinero, un buen negocio, no sabía qué le darían pero sin duda sería de más valor que el Mesías. Algunos cristianos también, aunque no son hijos de perdición, se paran como mendigos en el mercado ofreciendo sus creencias como productos baratos, no saben lo que el mundo quiera ofrecer por ellas o que se llevarán a casa al final del día, pero de una cosa si están seguros, cualquier cosa valdrá más la pena que Jesús mismo; esto nos lleva a la siguiente pregunta:

3. ¿Quién establece el precio?

Veamos de nuevo a la mujer: “vino a él…con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa” (Mt.26:7), por lo que dice Juan capítulo 12, sabemos que este perfume era de nardo puro y también por las palabras de Judas registradas por ese evangelio sabemos que el precio era al menos trescientos denarios (Juan 12:5 dice: “Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios…”), si consideramos que la paga de un día para el trabajador común era un denario, el valor de aquel perfume era de trescientos días de trabajo, ¡casi un año de esfuerzo! y Jesús valía más que eso, pero podemos entender simbólicamente lo que María estaba diciendo con ese gesto.

Lo interesante es que podemos ver que Judas podría haber sabido de perfumes costosos pero no de cosas espirituales (porque han de discernirse espiritualmente), sabía cuánto valía lo que se estaba desperdiciando sobre la cabeza del Mesías y en su corazón costaba más de lo que él merecía; cuando no sabemos cuánto vale lo que tenemos le otorgamos un valor que solo satisfaga nuestros propios deseos y este está muy por debajo de lo que realmente vale Jesús: “Y ellos le asignaron treinta piezas de plata.” (v.15), en la profecía de Zacarías acerca de este momento vemos que al hablar del precio que le asignaron al Mesías, el Señor expresa con sarcasmo: “¡hermoso precio con que me han apreciado!” (mira Zacarías 11:12-13) porque, como ya te habrá contado tu pastor, 30 piezas de plata era el pago que se tenía que dar si uno de tus bueyes matase a un esclavo (Ex.21:32) el precio para compensar una muerte accidental, me pregunto si Judas habrá intentando calmar su consciencia temporalmente pensando en todo esto como un accidente, no le serviría de mucho, pero estas son conjeturas mías y no las tomes como escritas en piedra porque solo estoy pensando en voz alta y además es solo una pregunta.

Lo que si es claro es que Judas dejó que otros le pusieran el precio al que había tomado como maestro por algunos años; según personas más estudiadas, estas treinta piezas de plata eran equivalentes a ciento veinte denarios, ciento veinte días de trabajo, el salario de cuatro meses si usamos nuestro calendario. No era mucho dinero pero al menos alcanzaba para comprar un pedazo de tierra (ver Mateo 27:3-10) pero infinitamente inferior al valor que le dio el corazón de María.

No es de fiar una persona que no quiere creer en Cristo pero que aún así habla de él, porque con motivos y razones diferentes Jesús siempre vale algo, aunque sea para los deseos más egoístas del no creyente. Un problema todavía más grande es cuando los cristianos dejamos que las personas no regeneradas, sin Espíritu Santo, establezcan el valor que todos deberíamos tener sobre el Señor. Por eso el día de hoy Cristo “vale” lo necesario para aceptar a todos tal cual son pero no lo suficiente para que les demande un vida obediente; en la mente de estas personas no son ellos los que deberían querer un cambio de vida, sino más bien los cristianos que deberían cambiar sus convicciones y palabras para dejarlos ser como quieren seguir siendo; es más, hasta el Señor tiene que cambiar su mensaje porque esas vidas se consideran lo suficientemente valiosas como para obedecerlo; y como dije antes, lo peor de todo es que allá van los cristianos con toda la disposición de defenderlos porque ese es el precio que los de afuera le han dado Cristo, y además: “¿quiénes somos para juzgar?”

4. ¿Qué oportunidades buscas?

Permitanme volver a traer el recuerdo de la mujer del alabastro y decir llanamente que ella buscó la oportunidad para mostrar su devoción al Señor, no así Judas, quien “…desde entonces buscaba oportunidad para entregarle” (v.16). La mujer encontró una buena oportunidad para hacer una buena obra para él (10-12) y Judas, el valuador de perfumes, permaneció al acecho para encontrar un momento para hacer una mala obra con él y la peor de todas. La mujer motivada por hacer la voluntad divina, él con toda la voluntad diabólica.

Aunque los cristianos no somos hijos de perdición como nuestro infame personaje, nunca está de más estar alerta contra cualquier deseo de pecar por “insignificante” que sea; es decir, cualquier intención de caer ante la más “inofensiva” tentación que nos muestre la carne en el asador; cualquier invitación a traicionar a nuestro Jesús y lo que él representa en nuestras vidas, porque no creo que esté diciendo un sin sentido si afirmo que cada tentación, prueba y decisión en la vida debe ser vista como una oportunidad de adorarlo; esa sí es una convicción cristiana. Sin embargo lo que debemos decir es que conforme pasa el tiempo pareciese que cada día se derraman menos perfumes y se reciben más monedas de plata.

Compartir

Acerca del autor

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

por Lester H. Delgado

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

Contactar

Si quieres compartir algo acerca de ti, puedes escribirme en la cuenta de Instagram.