Se me retorcieron las entrañas cuando lo escuché, sí, un alumno imberbe de secundaria, teniendo el conocimiento bíblico de iglesia y escuela dominical; quería ir detrás de él y corregirle cada uno de sus errores, pero no podía, porque era un maestro de prestigio del colegio donde estudiaba. Él había citado 1 Tesalonicenses 5:21 “Examinadlo todo; retened lo bueno…” y comentado al respecto con tono reflexivo y aires de intelectual: “Esto quiere decir que puedo ver pornografía y retener lo bueno”, ¿porqué de todos los ejemplos que pudo haber dado para ilustrar el versículo escogió ese en específico? para darte el remate de la situación te digo más: mi colegio era de una misión evangélica y la charla era de “moral”, impartida por un hombre que no era cristiano y que además, en varias ocasiones había dicho que la biblia tenía muchos errores. ¿A quién se le ocurrió ponerlo en el podio? afortunadamente se dieron cuenta del error y nunca más lo pusieron al frente, pero siguió esparciendo su veneno en las aulas con cautela (no me preguntes cómo lo sé, tenía mis contactos).
Los discípulos del camino de Emaús, después de que el hombre que habló con ellos había desaparecido se dijeron: “¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (Lucas 24:32) una reacción interior a la enseñanza de la biblia, cómo no iba a arder si era Dios mismo quien les explicaba la palabra; por eso me pregunto si cuando alguien inmoral con mente pervertida explica la biblia a su conveniencia ¿no debería haber en los discípulos una reacción contraria e interna directamente proporcional, o por lo menos incomodar nuestro ser? no por intimidación sino por que es la palabra de Dios la que están queriendo pervertir con su programa de antojos. Y no es que la palabra esté en peligro porque por más que quieran no pueden cambiarla, es eterna, está escrita en los cielos; sino los que peligramos somos los cristianos, porque, tal como el profesor de mi colegio, otros han venido con manos inmorales a querer enseñarnos la biblia.
Tardo mucho en elegir una serie de la plataforma porque me aseguro de ver su contenido en IMDb.com, un día después de asegurarme de que una de ellas no fuera una sucesión de escenas pornográficas me dispuse a ver “La monja guerrera”, pero al ver que cada capítulo tenía como título un versículo de la biblia, me pregunté qué pasaría si alguien que nunca ha tomado una biblia o un carnal que se diga cristiano (que tienden a ser la misma persona) buscara cada versículo y lo leyera antes de ver el episodio, sentiría rechazo por la serie o aprobaría el contenido de cada episodio; y si resultara ser que es una desviación completa del versículo ¿cuánto soportaría viendo? y lo que es peor, al sentirse atrapado con la trama ¿la recomendaría a su prójimo?
En un dialogo del primer episodio después de que la “heroína” resucita y se presenta a su amigo y este todavía no lo puede creer, ella menciona (lo parafraseo) que a “la iglesia” (refiriéndose a la católica romana, pero que para cualquier director de cine, es la representante mundial del “cristianismo”) no les gusta cuando no controlan la narrativa de quién resucita y quién no. “Salmo 46:5” es el título del primer episodio, “Dios está en medio de ella; no será conmovida”.
Quizá dejé de ver la serie en el minuto “veintialgo” del primer episodio, simplemente no pude continuar. Pero para “cristianos” y demás personas que nunca han agarrado una biblia, la explicación directa de los versículos en cada uno de los episodios, tendrá todo que ver con una monja que mata demonios, y sí, es posible, si ya antes hablé de un profesor con grados académicos que aconsejaba ver pornografía como aplicación a un versículo, no estamos tan lejos.
No estoy en contra de la ficción, me encanta, por eso estudié formalmente escritura creativa, y por eso sé que todo lo que se escribe en un cuento, una novela o un guión de cine es intencional, nada sobra y nada debe faltar; todo tiene un propósito y para eso todo debe ser detalladamente pensado; lo que hay detrás de esos pensamientos solo Dios sabe, pero lo que vemos en la pantalla se escribió conscientemente, cada matiz, cada palabra y gesto de todos los personajes es importante porque tienen que ver con su escencia.
Tomemos un ejemplo de la cuarta temporada de Stranger Things: Jason Carver, el capitán del equipo de basquetbol; popular, atlético, con carisma y además uno de los antagonistas (villanos) de la temporada; con un patético y cursi discurso en el que utiliza Romanos 12:21 “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” en medio de un ambiente de exageración y ridiculez, por sus propias motivaciones y con tono de predicador incita a una turba de padres y adultos dar caza a los miembros del “culto satánico” que juega “Calabozos y Dragones”.
Desde el hilo que lleva la trama en esta temporada, no puedes más que ver como torpe e inflexible a este personaje, como una molestia para el éxito en la misión de los héroes; entre los cuales hay una lesbiana, un chico con inclinaciones homosexuales y un metalero que vende drogas, pero la frase bíblica se la dejamos al chico villano irracional. Además todos los personajes tienen “arcos” (por decirlo de una forma resumida: cambios y madurez que experimentan los protagonistas a lo largo de la trama) menos Jason Carver.
Ahora, no me malentiendas, no es que esté de lado de este villano y que haya creído que este personaje era cristiano o una mala representación de nosotros (aunque en los ochentas hubieron muchos cristianos criticando “Calabozos y dragones”) solo estoy resaltando el hecho de que cuando Netflix, o cualquier otra compañía, quiere poner la biblia, sabe donde y cómo quiere ponerla, y la mayoría de veces la pone como un atraso y algo que no ayuda. Tampoco es que esté peleando por una digna representación de un cristiano en sus series o películas, no lo necesitamos, como tampoco que uno de los personajes de “No mires arriba” haga una oración al final pidiendo la gracia de Dios para que no falte nadie en esa “inclusión” tan inclinada a todo lo que no es bíblico.
“Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque han invalidado tu ley.”
(Salmo 119:126)
Aún más que los chistes con doble sentido, no soporto los chistes en los que los personajes bíblicos son protagonistas y todavía menos esos en los que, como si se tratara de hechos sin importancia, toman las historias bíblicas para hacerlas graciosas, y si se puede agregándoles unas cuantas groserias.
Tratar la biblia como el conjunto de palabras más importante y sagrado que se ha escrito no es opción para el verdadero discípulo. Hemos perdido la actitud que el salmista tiene ante la palabra en el versículo de arriba, desea que aquellos que han desobedecido a Dios no queden sin la consecuencia que merecen; pero esto más que odio a los desobedientes es amor a la palabra: “Por eso he amado tus mandamientos, más que el oro, y más que oro muy puro.” (119:127), es de esperar que cada uno de nosotros cuidemos lo que consideramos valioso y para él, la palabra era más que el “oro muy puro”; por eso reímos con chistes de Jesús; por eso no vemos peligro cuando una canción usa el nombre de Dios en vano; por esto mismo no nos perturba estar viendo una película que se burla descaradamente de lo que Dios manda en la biblia; porque no la estimamos como lo más valioso para nuestras vidas sobre la faz de la tierra.
Nunca llegaremos a amar la palabra sin un primer paso, en el Salmo 119:125 dice “Tu siervo soy yo, dame entendimiento para conocer tus testimonios”; su actitud es de completo respeto, de completa disponibilidad y humildad para entender lo que Dios dice, ¿te imaginas que después de entender se dedicara a burlarse de lo que aprendió?; es muy raro que alguien se burle del título universitario que acaba de obtener, lo valora porque aprendió y ve un futuro con ello. Es muy raro también que un “cristiano” si dice que es “siervo” del Señor se sienta cómodo mientras el mundo entero se burla de las palabras que ha “entendido” de su Amo, mientras sigue llenándose de aquellos que han “invalidado la ley” de Dios a través de los libros que está leyendo o las series de Netflix (o cualquier plataforma) que está viendo con fidelidad, algo definitivamente debe andar mal, y creo saber qué es: nuestros corazones todavía no arden por la palabra.