¿Qué tiene que ver Kim Kardashian con la biblia? la relación tal vez te parezca improbable, a menos que leas el artículo: «Por qué la oferta de 15.000 dólares de Kim Kardashian para comprar la biblia de su difunto padre fue rechazada por la herencia de O.J. Simpson» que publicó la revista «InStyle» el pasado 10 de abril; el cual explica que ella intentó comprar una biblia que había pertenecido a su padre por 15,000 dólares, compra que le negaron porque esta misma había sido puesta en contrato de subasta.
Pero esta biblia no está en subasta porque Kim haya querido comprarla, sino porque fue dada a O. J. Simpson, un ex jugador de la NFL y actor que fue acusado de matar a su esposa, cuyo juicio tuvo a Estados Unidos en vilo en los años 94 y 95; según el artículo, la biblia que el padre de Kim había dado a Simpson tiene el siguiente mensaje:
«O.J., este libro ayudará, Dios te ama y te hablará con sus palabras. Lee este libro cada día. Dios tiene un plan definido para tu vida. Eres su hijo y él te usará otra vez. Te amo y Dios te ama»
Es entonces que la biblia «vuelve a ser relevante» pero no por las razones correctas, más bien por la dedicatoria escrita, por el dueño que tuvo y por quién la quiere comprar ahora ¿15,000 dólares es mucho pedir por los dedos controversiales que la tocaron o las famosas manos que la quieren poseer ahora? y tal vez hay que preguntarse después de conocer estos datos ¿alguien más quisiera tener esa biblia?
David, al referirse a la palabra de Dios dice: «Desesables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que la miel, y que el destilar de los panales. Tu siervo es además instruido con ellos; en guardarlos hay grande galardón» (Salmo 19:10-11 RVR), él sabía lo que valía la palabra por lo que en verdad era. Mientras no valoremos la biblia por lo que es en sí misma, es decir: la Palabra de Dios, le seguiremos dando valor según quien la tenga en su biblioteca o quién hable de ella, nunca por su procedencia e inerrancia o eficiencia y menos por lo que somos: «cristianos», hijos de Dios «herederos del libro».
.
.
Foto de Kelly Sikkema en Unsplash