Artistas de lo Divino

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El día de hoy cualquier vago puede subir un video a TikTok cantando una canción sin un ápice de afinación, y si las vistas están a su favor creando un momento viral, volverá a hacer lo mismo y si la ociosidad de los demás le sonríe de nuevo, volverá a ser tendring; y aprovechando que tanto él como su público tienen las mismas cualidades de ociosidad, podrá subir un video cepillándose los dientes, pero con la condición de que ahora lo llamen artista y que respeten su obra.

Estamos tan acostumbrados a llamar “artistas” a esa clase de personas que incluso cristianos han entrado al ámbito, quizá haciendo lo mismo pero apoyándose en un versículo bíblico. No me voy a meter con ellos y no voy a atacar su “definición” de arte, aunque no la respete, pero creo que debemos saber cuáles son elementos indispensables a la hora de que el verdadero artista cristiano se disponga a crear algo (fuera del contexto tiktoker).

Isaías 5:1 nos dice demasiado en cuanto al arte; en cuanto a ese impulso incontenible de la creatividad que el Señor ha dejado en sus hijos. Te darás cuenta de que estos elementos no son posibles si esperas que el arte salga de la ociosidad o con tres descripciones introducidas en una inteligencia artificial.

Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. (Isaías 5:1)

Creatividad

El versículo comienza diciendo “Ahora cantaré… el cantar”, aquí tenemos la expresión artística escogida. Estamos hablando del profeta del antiguo testamento conocido por su riqueza en lenguaje, en figuras y poesía; cuando lo lees no puedes pasar por alto estas frases: “Y se le estremeció el corazón, y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del monte a causa del viento.” (7:2) ¡qué manera de describir el miedo!; ahora en el 5:1 dice que cantará una canción, ¿alguien podría negarle a Isaías la habilidad del canto poético?; esta es una de las tantas cosas a las que nos referimos cuando decimos que el Espíritu Santo utilizó la personalidad de los escritores de la biblia.

No comprendo a ciertos sectores del “cristianismo” que consideran la creatividad como algo poco útil para el evangelio, y en muchos casos, tratando como inmaduros a los que se dedican a alguna de las ramas artísticas, pero con esas “grandes” mentes teológicas no pueden entender y valorar el libro de Isaías o las parábolas de Cristo.

A esas “grandes” mentes quiero pedirles que no se olviden de que otra de las grandes mentes teológicas estuvieron por completo de acuerdo con el arte, Martín Lutero entre mis favoritos, quien dijo: “Me gustaría ver todas las artes, y la música en particular, usadas al servicio de aquel que las ha dado y creado” y “La música es una sierva de la teología”.

Sabes que las palabras de Lutero no son vacías cuando tienes a semejante profeta, dándonos una clase magistral del uso del arte escrito para entregar el mensaje de Dios. Y en nuestro versículo seleccionado para este ensayo, anunciándonos que tomará la música y la pondrá al servicio de la teología.

Autoridad

“El cantar de mi amado” y con estas palabras nos deja ver que la canción no es de su autoría, es decir, que está cantando una canción que no es de él. Realmente no procede del corazón humano que fácilmente se embriaga del aplauso de las manos sucias del mundo, sino del corazón santo de Dios que no se inclina ante las ovaciones de la farándula. El autor es divino e Isaías está seguro de ello.

Keil y Delitzsch dicen lo siguiente “… Esta canción es una canción del amado mismo, no una canción escrita sobre él, o atribuida a él, sino una canción tal como él mismo había cantado, y todavía tenía que cantar.”, suele suceder que cuando una canción es muy famosa, también sus controversias; compositores peleando con los cantantes por el reconocimiento, por los derechos y por las regalías; pero aquí el intérprete quiere estar seguro de que se sepa quién es el autor, porque de ahí viene su relevancia, seriedad y autoridad.

No podemos comparar lo que nosotros escribimos con la Santa Palabra exhalada por Dios a través de los escritores bíblicos, nunca llegaremos a ocupar ese puesto con ninguno de nuestros momentos creativos, pero sí creo que no deberíamos presentar ningún “arte cristiano” sin estar convencidos de que está respaldado por la Palabra, solo así podremos saber que en verdad viene del Señor. Esto en consecuencia elimina la trampa de darle brillo a nuestro nombre; que al final de cuentas solo debería ser conocido para mostrar quién está representando al dueño del mensaje.

Honor

Hablando de esto último, debemos dejar tallada la roca con la frase “por mi amado”, porque cuanto más sepamos que nada más estamos haciendo las cosas en nombre de Cristo, más actuaremos con el temor debido para expresarnos en cualquiera de las disciplinas creativas que escojamos. Nunca está de más recordar “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” (Col.3:17), todo arte requiere ser hecho y muchas formas de arte necesitan palabras para existir, así que el versículo también aplica para las mentes creativas.

En mi cabeza aparece un monstruo, un adefesio, cuando trato de imaginar frases como: “Yo soy cristiano, pero mi arte no”, no hay manera de darle forma a ello, sugiero cambiar la afirmación a “no quiero representar a Cristo con mi arte”, hablamos de un “todo” o de lo contrario es nada. Toma como ejemplo a Johann Sebastian Bach, a quien algunos han llamado “El quinto evangelista” (por traer a músicos japoneses al cristianismo con su obra) escribía en sus partituras “S.D.G.”, Soli Deo Gloria (solo a Dios la gloria) en las composiciones con las que se sentía satisfecho. Siempre hay una manera de representar a Dios con honor, solo hay que querer hacerlo.

Variedad

“La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.” (5:2)

Pero no me estoy refiriendo a las distintas formas de arte, sino variedad de intenciones y propósitos. Cuando Isaías nos cuenta la historia de la viña de su amado, todos los cuidados ideales que este tuvo con ella, con tan bella imagen, no esperaríamos el plot twist al final del canto que dice: “esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres” que según algunos puede traducirse como “uvas apestosas”, y entonces Isaías comienza a describirlas, esos horrendos pecados que dieron en lugar de obediencia y con ellos también los detalles de las calamidades que Dios traerá por causa de la peste de dichas uvas (5:3-20). Solo es necesaria una lectura atenta para enterarse del propósito de la canción; no es una que haga danzar a sus oyentes.

En el “mundo cristiano” hay personas, muchas más de las que me gustaría contar, que sostienen que una canción cristiana debe tener el sabor de un té de manzanilla endulzado con miel, estoy de acuerdo con ese pensamiento, siempre y cuando reconozcamos que hay veces en las que se necesita un café negro sin azúcar para despertar al incrédulo y tibio.

Necesitamos artistas que nos recuerden la paz del Señor y también que usen la creatividad para despertar y corregir en amor; convengamos también que, el té de manzanilla con miel no debe ser artificial y tiene que ser preparado por un cristiano con intenciones de edificar a los hermanos, no por un lobo con intención de dormir a la oveja para comérsela; lobos a los que preferimos no espantar porque “¿quiénes somos para juzgar?”; sobre esto me encanta lo que escribe Pierre Viret: “Crees que actuamos con misericordia si, después de que un lobo se ha comido las ovejas, tenemos piedad y compasión por él, y lo salvamos para que pueda comer todavía otras?”, solo porque canta o escribe bonito.

La canción de Isaías no solo nos muestra arte, poesía y belleza, sino que introduce el tema del juicio de Dios por los pecados del pueblo desobediente. ¿Quién vendrá a criticar su arte por ser tan severo?, no podemos, porque al final de cuentas, solo es un representante que está entregando el mensaje directo del corazón de Dios, el autor de la canción es el Señor mismo, ¿recuerdas?

Amor

“Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil.”

En la versión Reina Valera 1960 leemos tres veces la palabra “amado”, en algunas otras versiones solo dos, pero aunque fuese una sola vez, bastaría; porque nos queda claro lo que Isaías siente por el autor a quien representa: amor. Este profeta es un hombre que hace el despliegue creativo, no por la ovación de las masas, es más, no recibiría mucho de eso, sino impulsado por el amor de Dios hacia él y el que este produce en él, llenando su corazón, alma y fuerza (Mt.22:37).

De este aspecto tenemos mucho que aprender porque si escribimos un libro queremos que sea un bestseller, si escribimos una canción queremos que sea trending y si pintamos un cuadro al óleo soñamos verlo a la par de lo que hizo Da Vinci y además con una etiqueta colgando que tenga una cifra con seis ceros. Creemos que merecemos todo eso porque le pusimos el nombre de Dios y el apellido cristiano, pero si lo que nos “empuja” no es el amor, primero a Dios y luego al prójimo, de nada nos sirve.

Por eso, dicho sea de paso también que la inteligencia artificial nunca podrá igualar al artista con sus creaciones, porque le falta amor, esa pasión y ese entusiasmo que solo puede provenir de Dios. El amor pone atención a los detalles porque es consciente de lo que hace, la inteligencia artificial dibuja siete dedos a una mano y tres a la otra.

No es casualidad que la biblia, el libro que tiene todo lo que necesitamos saber de Dios y de su plan de salvación para el hombre, también sea una obra representativa de narrativa, poesía, lenguaje, canto, etc. ¿No debería ser una guía para nosotros también en ese aspecto?, de no ser así, de aquí a poco tiempo, los “artistas cristianos” terminarán copiando la absurda idea de Maurizio Cattelan, quien pegó una banana a la pared con cinta y lo llamó arte, pero como “tiene que ser cristiano” cambiaran la banana por una biblia y pedirán por su obra $ 120,000.

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Acerca del autor

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

por Lester H. Delgado

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

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