Qué hacer en días negros… mientras el sol sale

Q

Hay momentos oscuros en la vida en los que cada uno de nosotros responde de manera distinta. Algunos aseguran estar preparados, mientras otros se lamentan por anticipado acerca de la fuerza que no tendrá para enfrentarlos. El cristiano no es la excepción a esos “apocalipsis” repentinos que destruyen nuestros planes y traen las nubes sobre los buenos días, confirmando con ellas que la vida de un creyente no es, como decía una canción, “un jardín de rosas” crecidas, sino más bien un campo de tierra fértil cuyo crecimiento depende de una combinación de soles radiantes y lluvias de nubes negras.

Comprender lo anterior no es la solución, el saber las cosas no necesariamente significa que lo hemos aprendido o al menos experimentando, por eso mientras cae la lluvia fría y el sol tarda en aparecer, es decir, cuando estemos en medio de pruebas, hay algunas cosas que son necesarias:

“Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.” (Mt.26:37-38)

1. No escondas tus emociones y sentimientos:

Conocemos de qué parte de los evangelios proviene este pasaje, los momentos antes del arresto de Cristo; los cuales pueden ser descritos como de suma oscuridad y estrés, no solo para Jesús también para sus discípulos.

Para Jesús porque se acercaba la hora en la que debería llevar el peso del pecado tuyo y mío; el momento de los azotes y la crucifixión, cuando sentiría el desamparo del Padre. Para los discípulos venía el momento en el que su Señor y Maestro, quien les enseñó y protegió durante tres años, les sería arrebatado con violencia; la profecía (quizá una pesadilla de solo imaginarla en sus mentes) que Cristo mismo había estado prediciendo desde hacía tiempo.

Resaltemos las palabras “Comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.” (37) las cuales no son solo una percepción del autor sino una realidad expresada con la misma boca del Señor: Mi alma está muy triste, hasta la muerte…” (38).

Existe la creencia de que el cristiano debe ser alguien que pasa por alto todo lo negativo que esté sucediendo con él y sus alrededores, si no me crees mira al puñado de motivadores de la prosperidad que obligan a sus seguidores a rechazar toda situación no placentera, esta es una idea sin sentido, no debemos ignorar nuestra tristeza y angustia en los momentos oscuros. Jesús nos demuestra que podemos tener tristeza. Esta tristeza y angustia que describe la biblia en él nos habla de la pureza de emociones y sentimientos en alguien que no cometió pecado.

La tristeza aunque sea una emoción difícil no por eso es obligatoriamente mala; el Hijo de Dios no estaba sintiendo algo prohibido; los humanos tenemos los sentimientos y emociones porque provienen de Dios, en el caso de Cristo y de Dios de una manera perfecta, en el caso del humano de una manera ya distorsionada por el pecado. Pero lo que quiero demostrar con esto es que tristeza y angustia pueden ser experimentadas y reconocidas sin pecar y no debemos negarlas cuando ocurran. Si Cristo las experimentó quiere decir que hay una forma correcta de hacerlo. Por supuesto que cuanto más leas la biblia más sabrás al respecto.

Por supuesto que con esto no estamos hablando de comportarnos cual “emos” de los 2000 agregándole la palabra “Cristianos” mientras nos cortamos con cuchillas, no, no se trata de una adoración al sufrimiento y adoptar esa forma de vida, sino de ser sincero e integro en nuestros sentimientos y emociones.

2. Busca compañía

Y antes de que pienses de que esta parte seguramente lleva el tono de los clásicos mensajes en estados de redes sociales que suelen citar cosas como “En los tiempos difíciles descubres quienes son verdaderamente tus amigos” o “En las fiestas todos son amigos, en las dificultades te das cuenta de los hipócritas” o afines, no tiene nada que ver con ello. Más bien con estas palabras: “Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo… les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.” que nos dicen que Jesús buscó compañía al inicio de esas horas oscuras.

Y también antes de que alguien diga lo que es obvio y con toda razón: que los discípulos se quedaron dormidos y no cumplieron con lo único que les había pedido; debemos resaltar para los usos de este escrito que Jesús invitó a sus íntimos, los mismos tres que habían estado en la transfiguración a estar en este otro momento con él.

El cristiano que sufre solo sus tristezas y preocupaciones además de volverse una bóveda sin combinación del que nadie puede sacar algo valioso, está dejando de imitar al Señor. Si bien las situaciones difíciles muchas veces son batallas que deben librarse y ganarse en soledad con Dios, no quiere decir que mientras las luchamos no podamos tener amigos cerca. Los amigos pueden ayudarnos en muchos aspectos durante nuestras nubes negras, de hecho estas horas de tristeza y angustia de Cristo suceden en el Getsemaní, un jardín de Jerusalén; William Barclay dice en su comentario que solamente las personas con dinero podían tener jardines al aire libre y si Jesús podía entrar a él quiere decir que tuvo amigos cuyas ayudas permanecieron en esas horas oscuras.

Ahora, hablar de los compañeros de Jesús en esos momentos se torna en un recuerdo agridulce, porque sabemos que después de un tiempo tuvo que protestarle a Pedro que no habían podido velar ni siquiera una hora con él (Mt.26:40); porque velar con el significaba permanecer sin dormir mientras buscaban juntos el socorro divino.

Es lógico que el resultado de los discípulos no sea atractivo y que en lugar de admirarlos sintamos un rechazo, pero esto no cambia en nada la realidad de que Jesús los invitara a estar con él, nos confundimos si pensamos que al hacerlo estaba confiando al cien por ciento en su compañía para escapar del momento oscuro, claramente los discípulos no tenían la capacidad de hacer eso, estaban rendidos por el sueño (43) y confiarles toda fortaleza y alivio a ellos sería algo muy tonto. Por eso nunca verías a Jesús publicar en Twitter cosas como “Gracias a los que estuvieron despiertos conmigo en Getsemaní… no como otros” o “En los arrestos se ve quién es un verdadero amigo” o quizá “Si no me quisiste cuando estuve crucificado no me busques cuando haya resucitado”.

Jesús demuestra que la compañía humana es una necesidad de todo hombre en periodos difíciles, pero no para abandonarse en ellos; aunque les pide que estén con él se dedica a orar a Dios por su propia cuenta. Su principal fortaleza vino de Dios no de los hombres.

Si él buscó compañía para aquellos momentos debe indicarnos que esto no es malo en absoluto porque no estaba esperando que la compañía fuese la solución o que ella supliera lo que solo Dios podía. Tu motivo de buscar amigos en horas de tristeza y angustia debe ser el mismo que el del Señor, pedirles que velen contigo en oración y te apoyen en lo que el Padre permita, porque la fortaleza y alivio siempre vendrán de él.

Pensando en esto te librarás del peligro de publicar indirectas dirigidas a “aquellos que no hicieron nada” cuando más lo necesitabas, puesto que no era en ellos donde debía reposar tal confianza. De hecho si llegas a descubrirte enojado con alguna persona porque no te “cumplió” en tiempos de prueba será un buen indicador de que no estabas enfocado en Dios.

3.Mejora tu relación con Dios

“Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.” (Marcos 14:36)

A la oración de Jesús de esos mismos momentos Marcos, a diferencia de Mateo, le agrega la palabra “Abba”: la palabra familiar de confianza de un hijo que ama a su Padre; esto es muy significativo porque la oración también incluye la palabra “copa” que es usualmente relacionada con sufrimientos y pruebas. Jesús reconocía que esta copa era algo que el Padre le había puesto a beber (Juan 18:11); que Dios lo estaba poniendo en esta situación de sufrimiento y con todo él le sigue llamando “Abba”; sigue siendo cercano, familiar, con una relación entrañable de confianza.

La relación con el Padre no debería cambiar en medio de las pruebas y si lo hace debe ser para mejor; para que tome matices nuevos de confianza hacia él. En su lugar mientras oramos en horas oscuras levantamos puños e índices reclamándole porque no entendemos lo que está haciendo y porque “no deberíamos” estar pasando por tal o cual sufrimiento. Esto solo nos revela que nuestra relación todavía carece de fe en él y que nuestra obediencia aún necesita caminar un buen tramo para que con ella podamos decirle “Abba”.

4. Entrega tu voluntad

Además lo vemos orando 3 veces: “Padre mío, si es posible, pase de mi esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” (Mateo 26: 39); la segunda: “Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad” (42) y la última vez cuyas palabras no están expresas pero si indicadas por Mateo “…y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.” (44); pero no es una oración de desobediencia (si es que puede existir tal cosa) sino la consideración de una situación que es en extremo difícil; que le produjo tanta angustia como para que su sudor fuera como grandes gotas de sangre (Lucas 22:44) , situación a la que Cristo rinde su entera voluntad. Es muy diferente decir “me niego a pasar por esto” a decir “si es posible pase de mi esta copa”, es una oración que no pretende quitar el tiempo difícil por no estar dispuesto a enfrentarlo, es una confirmación de entrega de su voluntad a Dios.

Ya todos sabemos que no oras para decirle a Dios qué hacer, aunque con las tendencias de algunas iglesias y eso de declarar y rechazar se esté diciendo lo contrario, la oración más que pedirle a Dios lo que quiero que se haga conmigo es un acto de ofrenda para decirle “haz lo que quieras conmigo en todo esto”.

Tampoco es malo pedirle que las cosas cambien pero entendiendo que no porque se lo pidamos las cosas van a cambiar, a veces el cambio Dios lo produce pero en nosotros, no en la situación. La mayoría de cristianos que están enojados con Dios y dicen haber estado orando y que él no respondió, por lo general estuvieron esperando que dijera que sí a todo su catálogo de peticiones, no admitiendo un “no” por respuesta (tal como dijo cierta cantante por ahí), lo más seguro es que el Señor respondió pero no de acuerdo a lo que ellos querían, respondió con algo que ellos no estaban dispuestos a aceptar, y como las cosas que él hace siguen sucediendo aunque no queramos nuestra vida se vuelve todavía más difícil.

5. Tómalo con seriedad

Sí, seriedad al tomar las cosas con la espiritualidad que se debe. Al principio de este escrito mencioné que era un tiempo difícil para Jesús y para sus discípulos. Los discípulos habían venido escuchando acerca de cómo lo iban a entregar a los principales del pueblo para que muriese. Si hubiesen tomado las palabras tal como se las habían hablado y le hubiesen dado un buen camino en vez de jurar torpe lealtad a Cristo en verdad habrían orado como lo hizo Jesús, digo “torpe” puesto que cuando Jesús les dijo que las ovejas iban a ser dispersadas porque así lo decía la Palabra (26:31-35), Pedro y los demás juraron lealtad por encima de que la profecía decía lo contrario de ellos.

Nadie duda de que eso de ir hasta la muerte por él y no abandonarlo era un deseo sincero, que a pesar de que con sus palabras sin pensarlo estaban contradiciendo lo que la profecía perfecta decía de ellos, realmente estaban dispuestos a hacerlo en sus mentes, por esa razón el Señor les dice: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” (Mt.26:41); los momentos se iban a poner más intensos y la carne iba a ser débil; la tentación de reaccionar huyendo se iba a presentar y la única manera de contrarrestarla era orando.

Pero conocemos la historia, Jesús oró tres veces en medio de la tristeza y los discípulos por la misma razón durmieron: “los halló durmiendo a causa de la tristeza” (Lucas 22:45); dijimos arriba que el cristiano no debe ocultar estos sentimientos porque Dios los ha puesto en nosotros, pero no puedes olvidar que se necesita oración para enfrentarla seriamente. No sé si tu hora oscura durará más tiempo o si se pondrá más intensa pero estoy seguro que vendrán tentaciones. Al final, de todos los que estuvieron cerca la noche del arresto el único que enfrentó con valentía las pruebas fue el que llevó su tristeza y angustia en oración al Padre.

6. Disfruta la oportunidad

“…respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” (2 Cor.2:8-9)

Me llama mucho la atención que se nos indique que Cristo oró tres veces las mismas palabras y que terminase siendo fortalecido para enfrentar su hora más oscura sin que la situación cambiase; y también que Pablo cuando habla del aguijón (independientemente de a qué se refiera) también se indique que pidió tres veces a Dios que lo quitase de él, y que en lugar de cambiarle la situación le haya prometido fortaleza para enfrentarla.

De manera breve diré que hay dos oportunidades que podemos disfrutar en medio de nuestras pruebas, cuando estemos bajo las tormentas eternas y el sol sea distante:

1. Que el Señor ha prometido fortalecernos con su poder mientras pasa el tiempo de tristeza y angustia que ha decidido sobre nosotros y

2. que tal como a Pablo, Dios nos está haciendo pasar por esto con el principal propósito de que en algo, y en la cualidad que menos hubiésemos deseado, nos parezcamos un poco más a Cristo.

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Acerca del autor

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

por Lester H. Delgado

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

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