Recuerda estas 6 cosas cuando ores

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Ya saben que tengo problemas escuchando conversaciones en el aire por todos lados: estaba viajando en un bus, todavía no sé si conciente o inconcientemente, escuché una conversación de dos personas en el asiento detrás de mí, una plática casual que fue mutando a matices “espirituales”, me interesó porque el tema que trataban era: “los cristianos”. En un momento, la señora habló de la oración (con unas palabras no muy convencidas) a lo que el señor respondió enérgicamente: “¡Sí, los cristianos no deberían pasársela orando sino que también ponerse a trabajar para que las cosas sucedan!”.

Hasta el día de hoy estoy casi convencido de que aquel hombre no era cristiano, porque desconoce que hay muy pocos cristianos que se la pasan orando; que hay más personas que deciden actuar antes que consultar a Dios y depender de la comunión con él. La siguiente no es una lista detallada de elementos que debe llevar la oración, sino más bien algunos recordatorios que harías bien en tener presentes cuando vayas a orar:

1. Necesidad (Sal.5:1-3)

Antes de que pienses de que hablo de la necesidad de cosas: comida, ropa, dinero, etc… (que en verdad son) hay algo más importante, la verdadera y primera necesidad soy yo (pero no en un sentido de “lo más importante”). Es decir, tengo la necesidad de ser escuchado por Dios.

Oramos no solo por requisito sino porque reconocemos lo que somos y eso es: incapaces, mejor si es pensado hasta el punto de inútiles. No hay nada de malo en pensar así de nosotros mismos porque cuando pensamos de esta forma dejamos de confíar en nosotros mismos. Piénsalo, si no nos humillamos de esta forma, nuestro orgullo nos va a hacer creer que en realidad la oración es solo un trámite y un asunto de “buena cristiandad”, si no nos humillamos quiere decir que (pensamos) en realidad no necesitamos ayuda.

Mira las expresiones de David en el Salmo 5: “Escucha mis palabras… considera mi lamento.” (v.1), “Está atento a la voz de mi clamor…” (v.2) estas son palabras de alguien que ha dejado de confiar en sí mismo, necesita ser escuchado; no en una miseria ensayada sino real. David sabe que aunque las personas aquí en la tierra puedan escucharlo, la necesidad que tiene es de ser escuchado por el Señor.

Los ciristianos siempre invertimos el orden de las cosas, creemos que tenemos necesidad de ser escuchados por los demás, así que le contamos a todos, y aunque hay gente que trata de entendernos o incluso que nos entienden y se ponen en nuestro zapatos, siempre vamos a terminar frustrados, porque nuestra necesidad es ser escuchados por Dios y nadie puede satisfacer esa necesidad.

2. Enfoque (v.2)

El versículo dos dice al final “porque es a tí a quien oro”; sé que los cristianos no tenemos la intención de orar a otro dios, eso sería idolatría, sin embargo, nos desvíamos y pedimos (no orando) por todos lados antes de ir al Señor. Tal vez has estado pidiendo provisión al Señor por algo y al mismo tiempo pensando en un hermano que tiene dinero y que, según tú, puede ayudarte con la necesidad.

Cuando se trata de orar, es momento de desconfíar (en un sentido) de todos y confíar únicamente en Dios. Porque solo de esa manera sabemos qué tanto confíamos en él. El Salmo 88:13 después de relatar cómo hasta los amigos lo han abandonado dice “mas yo, a ti pido auxilio, Señor”. Ojalá la frustración que experimentamos al no ser comprendidos por los demás nos lleve a enfocarnos a la hora de depender, que cada necesidad que tengamos sea un motivo más para decirle a Dios “es a tí a quien oro”.

3. Urgencia (v.3)

Algunas veces los cristianos no reflejamos lo que decimos, nos gusta decir que necesitamos de Dios y actuamos como si no lo necesitaramos. Tenemos problemas de todo tipo, decimos que tenemos luchas con el pecado y batallas espirituales, pero no lo tratamos con urgencia. Si quieres saber qué tanto te importan tus problemas o luchas, mira cuánto tiempo has tardado en llevarlo a oración.

Si lees todo el salmo 5 (lo cuál recomiendo) te darás cuenta que David tiene problemas, el versículo ocho dice “guíame en tu justicia por causa de mis enemigos”. Puedes ver que en verdad hay razones, dificultades que lo preocupan, como a nosotros, pero lo que lo hace diferente es el versículo 3: “de mañana oíras mi voz; de mañana presentaré mí oración a tí.” dándo la idea de que al nada más comenzar a amanecer el va a estar orando. Eso es necesidad, eso es urgencia.

Aunque hay madrugadas en las que despertamos y ya no podemos dormir a causa de las preocupaciones (una invitación súbita del Señor para ponernos a orar y confíar), lo que David dice es que su necesidad es tan urgente que expondrá lo antes posible sus peticiones, en el primer momento del día. No es solo verse despierto y aprovechar para orar, sino ser intencional para despertarse y orar, dándole la prioridad del Día al Señor. Porque el sueño, por más que nos tiente, no podrá darnos la paz durante el día que el Señor si nos dará (aunque nuestros problemas no estén resueltos). Nuestro Señor, Jesús, sabía que esto era indispensable, por eso se levantaba muy de mañana para orar, siendo aún muy oscuro (Mc.1:35). En pocas palabras: orar temprano no debería ser un hecho accidental sino una acción “cometida” a propósito.

4. Seguridad (v.11; 4:3)

David ya sabía lo que Hebreos dice: “es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (11:6), porque en el Salmo 4:3 escribe “Sabed, pues, que el Señor ha apartado al piadoso para sí; el Señor oye cuando a Él clamo”. Ya dijismos que oramos porque necesitamos ser escuchados, pero hacemos eso porque cuando lo hacemos en verdad somos escuchados (siempre que no tengamos pecado no confesado). De hecho, a veces pensamos que las personas a las que corremos en busca de ayuda están escuchándonos, pero algunas veces solo fingen hacerlo y no están atentos a nuestros problemas porque tienen los propios. Con el Señor no pasará eso, el en verdad está ahí aunque, algunas veces, pareciese que no está, por eso la convicción debe estar, como dice Hebreos, debemos creer que está y actuar de acuerdo a eso. Jesús mismo dice “Dios mío, Dios mío ¿porqué me has desamparado?” (Mt.27:46) y eso es una oración en un tiempo en el que Dios “no está” (por decirlo de una manera simple pero sin perderle el respeto y profundidad al pasaje).

Pero también tenemos seguridad en Dios como resultado de ir a él: “pero alégrense todos los que en ti se refugian… porque tú os proteges…” (v.11) y “con un escudo lo rodeas de tu favor.” (v.12). Así que el tan “tedioso” ejercicio de la oración resulta ser maravilloso beneficio para el creyente. Ser escuchado, estar protegido y por ello estár seguro es demasiado a cambio de casi nada. No se pierden minutos en la oración porque se obtienen días enteros de comunión real con el Padre.

5. Reverencia (v.7)

¿Quién te crees que eres?, no eres nadie, Cristo es todo. No podríamos acercarnos a Dios en oración sino a través del Hijo, nadie llega al Padre si no es por él (Jn.14:6); no merecíamos acercarnos por eso nuestras oraciones tienen que ser con reverencia: “por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; me postraré en tu santo templo con reverencia” (v.7), hablamos con lo más Santo que puede existir y debemos tenerlo siempre presente.

Sin embargo, no se confunda esto con “falsear” un hablado “espiritualoide” que no es la manera que solemos hablar, porque no podemos acercarnos fingiendo lo que no somos, él conoce cuando hay sinceridad de corazón; no importa que nuestro vocabulario sea “raquitico” cuando hay santidad. Fingir un vocabulario elevado cuando oramos solo dice de nosotros que no confíamos en que somos aceptos delante de él y por eso creemos que necesitamos elevarnos para estar a un “nivel” diferente (cuando ya dijimos que se ora desde la humildad) y nos indica que (si es en una oración pública) estamos orando para que los hombres nos escuchen, es un problema de enfoque y por tanto, no es reverente.

Nota al pie de página: ¿Quién va a andar declarando, decretando o reclamando cosas cuando se acuerde que necesita acercarse con reverencia? solo un irreverente.

6. Disposición

“Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; endereza delante de mí tu camino.” (5:8); claro, no podíamos no mencionar la disposición de pedir al Señor su guía, sabiendo que en el tiempo presente no hay otra fuente para ello que su palabra escrita, esa “Sola Scriptura” que siempre debe estar presente, leer su palabra siempre es parte de la respuesta a nuestras peticiones, porque ¿pretendías ser escuchado sin escucharlo a él?

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Acerca del autor

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

por Lester H. Delgado

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

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