Así es mi cultura

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Las culturas tienen el poder de atraer a propios y extraños, son capaces de hacer que un extranjero renuncie a su patria movido por la fascinación que le produzcan las costumbres ancestrales de otro país; ese conjunto de conocimientos, ideas y tradiciones que caracterizan tal o cuál pueblo y región del planeta.

Pero debo aclarar que, aunque atractivas y cautivantes, algunas áreas de las culturas se alzan y miran con desdén la fe cristiana y sus principios bíblicos, por eso aquí hay 2 puntos para que el creyente considere antes de involucrarse en tradiciones y costumbres de su pueblo o las de otra parte:

1. Ni todo es malo, ni todo es bueno.

Hay costumbres que distinguen a los pueblos que no se ven contrariadas por lo que la biblia enseña; es necesario poner esto como punto firme: no todo en la cultura ofende a Dios. Por ahí hay algunos creyentes que no celebran los cumpleaños porque, según el tres veces iluminado pastor que ha descendido del octavo cielo, ha dicho que no hay que hacerlo sin una sola cita o explicación con fundamento bíblico. Quizá creyendo ingenuamente que esa es la manera de separarse del mundo. Y que también alguien le diga a Jesús que no debió ir a las bodas de Caná y proveer vino para la fiesta (ver Juan 2:1-10).

Pero, tampoco toda forma de ser o hacer las cosas es digna de admirar: los mayas bailaban con picos afilados en sus extremidades para rasgarse el templo del espíritu entre si y sangrar, pues la sangre era la entrada al mundo espiritual. En algunos rituales religiosos de los antiguos celtas los padres tenían relaciones sexuales sin importar que los niños lo presenciaran, puesto que también se buscaba que ellos experimentaran un despertar sexual a temprana edad.

Estos ejemplos son un tanto aberrantes, pero creo que ya entendiste mi mensaje: hay cosas que distinguen que son de vergüenza y no hay manera de pintarlas con colores positivos, no para el verdadero cristiano al menos. Las diversas sociedades adoptan costumbres, formas de vivir, que no pueden emparentarse con la vida cristiana; ahí tienes a un desconocido profeta citado por Pablo, hablando mal del comportamiento de algunos:cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos.” (Tito 1:12).

2. Cristo debe ser la cultura del cristiano

Quizá encuentres algún cristiano pecando que se excuse con la frase “Así es mi culltura, no puedo negarla.”. Sin recordar que alguien ya nos dijo que hay un punto donde la cultura ya no importa “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” (Gal.3:27-28)

Un día un muchacho discutió conmigo porque yo enseñaba cosas que no concordaban con lo que los antepasados de nuestro pueblo decían, él es cristiano (eso quiero creer) pero estuvo renuente a deshacerse de las tradiciones pecaminosas que los antiguos habían inculcado. Recordé cuando Jesús les dice a los judíos “oistéis que fue dicho” seis veces en Mateo 5 y continuando cada vez con la frase: “más yo os digo” (porque el había venido a motivar una manera más excelente de vivir).

Pero ¿porqué darle más importancia a lo que dijo Jesús que lo que nuestra cultura nos ha enseñado?, porque él lo pidió así: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…” (Mt.28:19-20). Toda nación tiene su cultura, Jesús quiere que cada cultura donde se haga un discípulo se enseñe lo que mandó, por supuesto que no se podrá guardar nuevas costumbres si la bolsa está llena de las antiguas.

Además, se supone que los hijos de Dios somos un pueblo único, una nación santa (1 Pedro 2:9) cuyo objetivo es transmitir la riqueza que solo esta cultura de Cristo tiene. No somos de aquí, nuestra cultura es celestial (Fil. 3:21). Por eso, cuando te encuentres trastornando el mundo con tu buen testimonio y alguien te pregunte porqué acostumbras una santa y piadosa manera de vivir (2 Pedro 3:11), responde: “es que así es mi cultura, no la puedo negar”.

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Acerca del autor

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

por Lester H. Delgado

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

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