En todos los seminarios o institutos bíblicos existen, los grupos de teólogos que miran sobre el hombro a todo novato de nuevo ingreso; las víctimas del muy poco conocido bullying teológico (término que acabado de inventar para los propósitos de este escrito): los que aún no alcanzan el rango de iluminación de los de segundo o tercer año.
Recuerdo varias conversaciones con ellos a la hora del almuerzo; comenzaban explicándome algunos detalles de esta o aquella doctrina y cuando las cosas se estaban poniendo interesantes, se detenían en seco y decían “pero… vas a aprenderlo cuando llegues a segundo año” o “…ya te lo van a enseñar en tercer año” y similares; entonces quedaba concluida su cápsula teológica informativa del almuerzo; en seguida continuaban mordiendo su milanesa y yo no podía terminar de digerir los datos inconclusos recibidos.
Se bien que la mayoría de veces esto no era intencional (de hecho, varios de ellos se convirtieron en grandes amigos), sin embargo también se que existen teólogos gandallas que solo buscan humillar al resto por un ápice de conocimiento extra, dejemos que Dios trate con sus corazones; pero debido a que el conocimiento envanece, nosotros los novatos debemos cuidarnos de convertirnos en lo mismo que odiamos, por eso aquí te dejo 4 recordatorios para evitarlo:
No es saber mucho, sino practicar lo poco
“Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga…”
Hechos 18:24-26
Algunas cosas se pueden perder de vista cuando observamos las cualidades de Apolos: proveniente de una ciudad de intelectuales, elocuente, estudiado en el antiguo testamento, en el camino del Señor y apasionado a la hora de hablar de aquello que sabía, no perdamos de vista lo anterior, pero ten en cuenta también la parte que dice “aunque solamente conocía el bautismo de Juan.” , esta mención en sí está señalando un límite en sus conocimientos; es decir, había algo que aún no conocía (lo veremos después). Creo que aquí es donde Apolos se vuelve aún más ejemplar porque a pesar de no conocer todo; si que era fervoroso con lo que ya sabía.
Estudiante de seminario o no, el principio es conocer la palabra y sus pormenores; pero no comas ansias de volverte cabezón, si hoy aprendiste algo entonces apasiónate por ello, practícalo, se fervoroso en ello para hablarlo y hacerlo.
Que tampoco se confunda lo que estoy diciendo; entre más sepas y mejor lo sepas, mayor beneficio. Pero un cerebro gordo no puede hacer caminatas espirituales. Tienes que dar pequeños pasos cada día porque, aunque pequeños, logran avanzar mucho.
El Señor me mostrará lo que no se
“Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.”
v.26
Porque Apolos necesitaba saber más, Dios puso en la misma sinagoga a Priscila y Aquila, quienes se encargaron de quitar la limitación que Apolos tenía en su conocimiento; ellos le contaron como eran las cosas después de Cristo y sabemos por los versículos que siguen que no solo ayudaron a mejorar su discurso sino su vida espiritual (ver v.28).
El Señor enseña a todo aquel que quiere conocer más de su palabra, a las personas que tienen corazón sincero. Mientras te mantengas en esa intención y disposición y busques en su palabra todo los días, él te instruirá más exactamente en sus caminos. Las limitaciones en el conocimiento las quita él mismo cuando te acercas a su palabra y permaneces atento.
Humildad antes que reputación
¿Recuerdas las cualidades de Apolos?; de Alejandría, estudiado en las Escrituras y elocuente. ¿Miedo de hablar de lo que sabía? para nada, sabía de lo que hablaba, he aquí un hombre de reputación intelectual notoria. Compara esto con lo que sabemos de Priscila y Aquila: “el oficio de ellos era hacer tiendas” (Hechos 18:3), trabajan con cuero, ¿habrán ido a la universidad o seminario de Alejandría?
Siempre hay alguien que sabe más que tú. No importa si eres un cristiano de años, un alumno de instituto bíblico o alguien que descubrió dos semanas ocultas en las setenta semanas de Daniel (entiéndase el sarcasmo, por favor); siempre hay alguien que todavía puede instruirte en el camino del Señor y su palabra aunque no haya leído los mismos libros que tú, la misma cantidad de documentos originales que tú… o los mismos memes teológicos que ahora abundan. El orgullo no debe estar presente si es que quieres caminar más exactamente en el Señor. Apolos sabía más que tú y yo, pero fue humilde para seguir siendo instruido.
No es solo para adentro, también para afuera
Lo que sabes se habla, no como teólogo gandalla, sino como cristiano que edifica: mira a Priscila y Aquila, sabían de forma más exacta las cosas y no se quedaron de brazos cruzados disfrutando y deleitándose de cómo sabían datos que el gran y elocuente Apolos no. Para ellos eso que sabían se convirtió en una meta a enseñar porque ese hombre lo necesitaba; la misión era instruir para que hablara mejor lo que sabía, no le dijeron: “Te falta conocer acerca de Cristo y el bautismo del Espíritu Santo… pero ya lo aprenderás cuando tengas nuestro nivel.”, sino que lo tomaron aparte y le explicaron; eso hace el verdadero teólogo.
“Saber más” se traduce como “practicar más”
“Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y escribieron a los discípulos que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído; porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo.”
27-28
Saber más (y de la manera correcta) te debe motivar a continuar, te hace ser de provecho a los otros cristianos, te hace hablar con pasión por la causa de Cristo. Te hace servir y trabajar mejor para su obra. Pasó con Apolos, puede pasar contigo si tan solo tienes siempre en mente los recordatorios anteriores.
Un mundo sin bullying teológico es responsabilidad de todos; no te quedes callado, ¡denúncialo! al ver que está ganando terreno en tu corazón.