El “manual de usuario” del corazón

E

Al igual que muchos de ustedes, cuando compro un aparato nuevo, por más ansioso que esté por echarlo a andar (porque ya conozco como funciona) hago el esfuerzo de leer el manual del usuario, no vaya a ser que explote cuando lo conecte a la corriente. Sé que lo más seguro es que  no pase nada, pero simplemente me siento más tranquilo sabiendo que conozco los cuidados necesarios para usarlo. No me juzguen, porque estoy seguro que muchos de los que me leen se esfuerzan cuando están dormidos para estirar el brazo y desconectar el celular porque «disque» se arruina la batería si se queda cargando toda la noche.

¿Saben qué? deberíamos tener el mismo cuidado con el corazón, también tenemos que tratar de leer el manual del usuario de ese «aparato» que nos hace vivir; pero no me refiero al de carne (que necesita ejercicio y no comer tanta pizza de cinco quesos), sino al espiritual: necesitamos cuidarlo, porque al no saber lo básico acerca de él muchos ya lo tienen estropeado. Entonces te conviene leer este pequeño manual de cuidados del corazón, que contiene los principios básicos:

No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la la boca.

Lucas 6:43-45

El corazón es el único lugar de almacenamiento

No soy muy «versado» en celulares, pero cada vez menos celulares traen la ranura para insertar una tarjeta de memoria (para guardar más cosas); las compañías comprenden lo importante que es el espacio de almacenamiento para las personas y astutamente han decidido que los que quieren más espacio tienen que pagarlo; ya sea comprando el celular con más almacenamiento o intentando que se suscriban a “la nube”; cualquiera de esas dos, o borrar cada foto y video que te mandan para que tu dispositivo no se llene.

Debería llamarnos la atención que en el versículo 45 Jesús habla del hombre bueno y el malo, ambos sacan del mismo lugar sus tesoros. O sea que el cristiano y el no cristiano tienen un solo lugar para guardar las cosas; ¡el mismo lugar!: el corazón. No tenemos una memoria expansible nada más por haber creído en Jesucristo como salvador, claro, tenemos al Espíritu Santo, pero el también ha destinado el corazón para que guardemos todo.

Lo que escuchamos, vemos y aceptamos cada día se guarda en ese lugar, para bien o para mal, y sé que esto no es nuevo para ti, por ello solo necesito advertir que, al igual que el almacenamiento de los dispositivos, el corazón también se llena: «de la abundancia del corazón habla la boca» y deberías estar haciendo el mismo ejercicio de quitar de él todo lo que no sirva para la vida cristiana o que pueda dañarla.

El corazón solo guarda lo que aprecia

La palabra cuidadosamente escogida por Jesús para esas cosas que guarda el corazón es «tesoro», porque indica valor y aprecio, importancia. El hombre bueno y malo tienen uno.

El corazón va en busca de ello, de lo que considera valioso; lo que considera riqueza; el problema no es ver que los hombres tengan un tesoro, sino que este no sea Cristo, por eso Jesús dice en Mateo 6:21: «Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.» ¿Qué realmente es nuestro tesoro en la vida diaria?

Todo tesoro tiene una opinión de parte del Señor y hay algunos a los que tiene que decir: “Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros“. (Santiago 5:2-3)

Puedo preguntar aquí: ¿qué tesoro puede guardar una hora de «scrolling» en TikTok y cuánto espacio ocupa?

El corazón siempre muestra su tesoro

El hombre bueno «saca» de su tesoro, el hombre malo también.

Es la acción inevitable de tener un tesoro; si lo apreciamos y lo consideramos valioso, lo primero que vamos a querer es presumir a los demás. El corazón tiene vida propia y no es tímido para sacar su tesoro a relucir; quiere que todos se den cuenta de lo que tiene en abundancia, de lo que está rebalsando, lo que tiene de sobra en su cofre.

Esto no es necesariamente malo, todo depende de lo que este guardando y lo que aprecie, si lo valioso es Cristo y su palabra, eso es lo que la gente verá como nuestro tesoro.

En el caso contrario, tendremos que recordar el último principio:

El corazón no hace magia

Jesús lo deja claro: los espinos no dan higos y las zarzas no dan uvas, hace falta dejar de ser ingenuo y dejar de esperar que las cosas malas se conviertan en buenas y las buenas en malas así por así; no hay truco de magia que pueda hacerlo y si logra que se parezca, al final, sigue siendo un truco; no es real.

«No quise decir esa grosería», «no quise ver pornografía», «no quise adulterar» y «no quise decir esa mentira», entre muchas otras frases, solo es tratar de cerrar el cofre que el corazón estaba ansioso de destapar; quería mostrar su tesoro.

Volviendo a mi ejemplo de los celulares, recuerdo que en algunos aparece el aviso de «almacenamiento casi lleno; puedes gestionar el almacenamiento desde ajustes», sugiriendo que tomes una decisión al respecto, puedes darle a «Ok» para indicarle al dispositivo que te has enterado del poco espacio pero que te tiene sin cuidado, o puedes darle a la opción «ajustes» para hacerlos, para comenzar a liberar espacio. En la vida espiritual tenemos también dos clases de actitudes cuando vemos que nuestro tesoro está podrido; la opción de “ok” para indicar que nos hemos enterado pero que no nos interesa vaciar el contenido. Y la opción de “ajustes” para liberar el espacio que está casi lleno del tesoro podrido.

Jesús dijo:

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.

(Mateo 6:19-20)

El secreto de guardar un correcto tesoro en el corazón es «guardar en la nube», hacer tesoros en el cielo: escuchando, viendo, leyendo cosas limpias; así es como se empieza una buena reacción en cadena; sabiendo que el corazón es el único lugar a donde van a ir a dar las cosas que «recogemos» cada día, que esas cosas que guardamos son las que en verdad apreciamos y que si las apreciamos sin duda vamos a terminar mostrándolas, tal como son, sin disfraz alguno.

Compartir

Acerca del autor

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

Lester H. Delgado

Esposo, papá y pastor.
6 años de estudio formal en teología, 3 de estudio formal en escritura creativa y una vida tomando café... también formalmente.

Contactar

Si quieres compartir algo acerca de ti, puedes escribirme en la cuenta de Instagram.